domingo, 30 de septiembre de 2012

Depauperación del trabajo: cifra dominante del capitalismo tardío

El crimen constitucionalmente organizado recrudece sus acciones antisociales. Asida al fuero que confiere la institucionalidad secuestrada, la delincuencia de pantalón largo y corbata, atrincherada en el curul saldado a pagos diferidos, cocina otra de sus fechorías: a saber, la estocada definitiva al trabajo organizado. Entronizando una política de subsistencia a través del subempleo, la subcontratación, el subsalario, las subprestaciones, la clase política de este país, encabezada por los cárteles de Atlacomulco y del Yunque, discute (sólo como mera formalidad) una reforma laboral, a la que se le endosa la etiqueta de “carácter preferente” (acaso por la urgencia de retribuir prebendas electorales), cuyos vértices son: la instalación de la figura de “subcontratación”, la aprobación del trabajo por temporada, la implementación del pago por hora, el acotamiento de los plazos de huelga; en suma, el desmembramiento de las exiguas conquistas laborales que labraron el camino para la estabilidad política en la era posrevolucionaria. 

En la jerga economicista, este criterio que atraviesa a la referida reforma se conoce como “flexibilización” del trabajo; en política, se conoce como “modernización” del marco laboral. Cualquiera que sea la denominación que se prefiera, la actual moción, que entre otras cuestiones se propone cambiar 310 artículos de un total de mil 10 que tiene la Ley Federal del Trabajo, responde a una embestida del capital corporativo que reviste proporciones supranacionales (aunque en México siempre será doblemente nocivo la aplicación de políticas de corte ultraliberal). En España, Grecia, Portugal, sólo por mencionar los casos más frescos, el desempleo o subempleo tienen en condición de asfixia a sus respectivos pueblos. Y no se puede obviar que estos países atravesaron por reformas análogas tan sólo recientemente. 

La ecuación que yace en el fondo de esta iniciativa reformista se puede advertir, aunque encriptado, en el discurso oficialista: a saber, reducir costos en el entorno laboral para hacer más competitivo a un país. Sin adornos discursivos, lo anterior significa el abaratamiento de la fuerza de trabajo en provecho del capitalista. No se debe soslayar que la depauperación programada del trabajador es una condición sine qua non para el principio de máxima rentabilidad, quid del capitalismo, máxime en circunstancias de “desaceleración económica” (sic). 

Todas las políticas del Estado mexicano tienen un destinatario inequívoco: el empresariado nacional e internacional. Aunque podría alegarse que la cuestión es más profunda que esto. El capitalismo en México está orgánicamente entreverado con el concierto de Estados que sostienen este sistema de pretensiones globalizantes irrestrictas. Tiene, en efecto, una suerte de funcionamiento propio, autónomo frente a los operadores. O al menos esta es la idea que subrepticiamente transmiten los gobiernos cuando excusan neutralidad en las decisiones que toman. Esta hipotética neutralidad, que más bien debiera catalogarse como pasividad, se explica en función de una extensísima red de intereses creados (en México se debe incluir a ciertas organizaciones obreras) que no pocas veces impide ver el sesgo parcial, fragmentario y elitista que entrañan las reformas que impulsan gobiernos en todo el mundo. 

Si bien es cierto que la tensión entre el capital y el trabajo no ceja nunca, cabe reconocer que en tiempos de crisis programadas e inducidas, esta conflictividad irresoluble se acentúa vigorosamente. En este contexto de intensiva pujanza para conservar e incrementar las tasas de ganancia, la reforma laboral cobra un relieve superlativo: su aprobación supone la adhesión del país a las tendencias más destructivas y socialmente desestabilizadoras del capitalismo tardío.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Construyendo identidades transforman el mundo


Según organismos internacionales los jóvenes son todos aquellos que se encuentran en la franja etaria que va de los 14 a los 29 años. No conozco los criterios utilizados para establecer tal distinción pero me gustaría agregar que la juventud tiene que ver también con una visión del mundo, caracterizada por la rebeldía, por la insatisfacción frente a una realidad impuesta e injusta. El espíritu que define a la juventud no se puede entonces limitar a tener menos de 29 años si no mantener vivo el espíritu rebelde y contestatario. Por eso hay jóvenes de ochenta años y viejos de veinte.

La juventud mexicana ha forjada a la nación mexicana. La revolución mexicana y el movimiento estudiantil de 1968 son una muestra clara de lo anterior. Después de más de treinta años, el ’68 puede ser considerado como el detonador de lo que hoy vivimos. El autoritarismo en México mostró su debilidad al utilizar la fuerza bruta pensando que el costo político sería manejable. El papel que jugaron los jóvenes de buena parte del país en aquellos años tuvo un fuerte impacto en  las formas de participación  política en México. 

Queda claro entonces que la pregunta no es si los jóvenes participan o no participan en política sino ¿cómo participan? ¿Cuáles son las formas de participación política más utilizadas por los jóvenes en México y el mundo? En este sentido, a mi parecer, prefieren los movimientos a los partidos. Esto no quiere decir que los jóvenes no se integren a los partidos; de hecho, gracias a ellos muchos partidos funcionan, no se diga en tiempos electorales. Sin embargo, muchos prefieren a los movimientos sobre todo porque son más abiertos, más horizontales y son más receptivos a explosiones expresivas y movilizaciones constantes. Además, se puede pertenecer a varios movimientos a la vez, cosa que resulta difícil cuando se milita en un partido político, lo que facilita la participación y le da sentido de identidad a los jóvenes.

La identidad, entendida como una construcción del propio sujeto en relación con el mundo que lo rodea, se construye una y otra vez a lo largo de la vida, pero es en esos años terribles -cuando la búsqueda de la identidad es una lucha diaria contra todos y contra todo, a cielo abierto y de cara al sol- que resulta fundamental no sólo definir la identidad sino portarla, expresarla públicamente para contemplarse una y otra vez en el espejo. Después pensamos que poseemos una identidad forjada a fuerza de la experiencia y no nos torturamos pensando tanto en ella. La damos por sentada aunque siga cambiando. 

En este sentido, los buscadores de identidad por excelencia, los jóvenes, privilegian como espacios de acción a los movimientos. Siendo espacios en donde la solidaridad y la cooperación se colocan por encima de la competencia y la eficiencia, los movimientos sociales son privilegiados por la juventud para participar en la política porque son, al mismo tiempo, los espacios naturales de búsqueda de sí mismos. Por eso la juventud mexicana hoy juega un papel relevante en la redefinición de México como nación. Empeñados en definirse como seres humanos se han convertido en la conciencia nacional y mundial. Sus críticos son simplemente unos viejitos decrépitos, aunque tengan treinta años. Son los que seguirán pensando que los jóvenes deben permanecer en las escuelas, manipulables a fuerza de premios y distinciones a contentillo, para convertirse en carne de cañón de los poderosos.

martes, 25 de septiembre de 2012

¿Importa todavía Al Qaeda?

En el décimo primer aniversario de lo que ha llegado a conocerse como el 11 de septiembre, Al Qaeda sigue siendo un asunto discutido en repetidas ocasiones, tanto en Estados Unidos (y en el mundo pan-europeo en genera) y en Medio Oriente. El frecuente énfasis principal en Estados Unidos es el modo en que su poder está siendo contenido por acciones militares de muchos tipos, y por tanto hay la idea de que es una amenaza menguante. El énfasis principal en Medio Oriente parece ser el opuesto: que ha sobrevivido a todo lo que se ha hecho para decapitarlo y que continúa representando una amenaza importante para todas las otras fuerzas políticas en la región. 
 
Todo lo relativo a su historia y sus relaciones con los gobiernos y los movimientos es controvertido. Hay muy poco acuerdo, aun en torno a los hechos relacionados con los eventos más importantes. Comencemos por el 11 de septiembre mismo. Primero que nada debemos distinguir tres momentos en tiempo: los seis meses (o algo así) anteriores al 11; el día mismo y el año que siguió (o más o menos) al 11 de septiembre.
 
La narración plausible más reciente acerca de los seis meses previos al 11 de septiembre parece indicar que la CIA y otras agencias de inteligencia en Estados Unidos alertaban al presidente y a sus asesores de seguridad que Al Qaeda preparaba algún ataque letal. Fueron ignorados. ¿Por qué? Parece que los neoconservadores en el gobierno estadunidense –que eran una secta considerable, incluidos el vicepresidente Dick Cheney y el secretario de Defensa Donald Rumsfeld– negaron su plausibilidad sobre la base de que Al Qaeda no era competente para representar una amenaza importante. Los conservadores decían que las agencias de inteligencia le daban crédito incorrectamente a algo que sólo era un alarde cuyo objetivo era desviar la atención de la amenaza real para Estados Unidos: Saddam Hussein y sus supuestas armas de destrucción masiva.
 
Hay un cierto número de críticos de izquierda que sugieren que un debate así nunca tuvo lugar al interior del gobierno. Y lo explican diciendo que el 11 de septiembre en realidad fue planeado por el gobierno mismo como forma de movilizar a la opinión pública en favor de una guerra en Irak. Esto por supuesto es teoría de la conspiración. Yo no tengo nada per se contra las teorías de la conspiración. Todo el tiempo hay conspiraciones reales, constantes.

Pero nunca he pensado que ésta sea probable, en lo más mínimo. El argumento lo basan en la improbabilidad inherente de que una organización como Al Qaeda pueda amasar las capacidades técnicas y la planeación táctica necesarias para arreglar los ataques y las explosiones. Éste es por supuesto el mismo argumento que los neoconservadores daban en la otra narración acerca de Al Qaeda.

Francamente pienso, y siempre lo he pensado, que tal argumento es profundamente racista. Implica que aquellos sujetos fanáticos en el tercer mundo, no pueden ser tan listos. Bueno, claro que pueden, y yo creo que pudieron. En cualquier caso, Al Qaeda lo ha estado alardeando desde entonces. Y no hay gobierno alguno hoy, tanto en el mundo paneuropeo como en Medio Oriente, que se arriesgue a jugar a la supuesta incompetencia técnica de Al Qaeda.

El siguiente punto en tiempo es el día mismo. Aquí soy mucho más propenso a darle crédito a la teoría de la conspiración. Hay demasiados puntos dudosos acerca de la respuesta del gobierno estadunidense a los ataques. Los aviones lanzados para contrarrestar los ataques fueron lanzados demasiado tarde. El presidente George W. Bush parece haberse quedado fuera de la cadena de información demasiado tiempo, haciendo que Cheney fuera quien tomó las decisiones de facto. Rumsfeld parece haber preparado casi al instante un procedimiento para vincular a Saddam Hussein con los ataques –lo que no es nada plausible.

En resumen, los neoconservadores sacaron ventaja de los ataques para su tan anhelada y largamente planeada guerra en Irak. En el año que siguió al 11 de septiembre, los neoconservadores triunfaron en el gobierno y efectivamente ahogaron todas las voces disidentes. Obtuvo sus guerras, primero en Afganistán y luego en Irak. El mundo entero, incluido Estados Unidos, sigue sufriendo las consecuencias de estas injustificadas e injustificables guerras.

¿Qué pasó entonces con Al Qaeda? Parece que, al principio, era una pequeña estructura, controlada muy estrictamente por Osama Bin Laden. Los ataques del 11 de septiembre primero y luego las guerras lanzadas por Estados Unidos incrementaron su prestigio en el mundo musulmán lo que atrajo personas a unirse a la estructura. También atrajo a otras organizaciones a que juraran su alianza con Al Queda y se renombraran a sí mismas, sin que en realidad se sometieran a alguna disciplina central.

Estados Unidos y sus aliados de hecho sí comenzaron a matar a muchos cuadros directivos de Al Qaeda, incluido, eventualmente, el propio Osama, Pero Al Qaeda ha demostrado ser hasta el momento un monstruo con cabeza de hidra, que renueva constantemente los cuadros caídos. Y al contrario de ser un símbolo de profundo resentimiento y una inspiración para un califato reconstituido, parece que las fuerzas centrales de Al Qaeda nunca fueron capaces de constituir una red mundial.

La primavera árabe ha creado una nueva apertura para Al Qaeda. Ha debilitado la legitimidad de cada uno de los gobernantes de todo Estado árabe sin excepción. La cuestión es entonces qué fuerzas políticas llegarán al poder. Esto ha conducido a luchas prolongadas al interior de cada uno de estos estados, siendo algunas más sangrientas que otras.

Hoy, la más fuerte oposición a Al Qaeda no es Estados Unidos sino otra fuerzas políticas dentro de estos estados. Estamos apenas en la fase inicial de estas luchas políticas. El ataque de las fuerzas salafistas a la embajada estadunidense en Bengasi, que condujo a la muerte del embajador estadunidense, puede ser sólo el principio de este resurgimiento. Es demasiado pronto para decir que Al Queda haya dejado de ser relevante.

lunes, 17 de septiembre de 2012

La importancia de defender el territorio liberado #YoSoy132


¿Cuál es el papel de los jóvenes en la lucha por mantener viva a la libertad de expresión?

Para contestar a la pregunta es necesario remontarse los años sesenta, en particular a 1968. Esto es así ya que el movimiento estudiantil tenía una bandera que hoy es moneda corriente aunque no por ello una realidad: la autonomía del individuo frente al Estado. Pero ¿qué tiene que ver la autonomía con la libertad de expresión?

Muy sencillo: si no podemos pensar más que lo que el poder quiere que pensemos, entonces ¿donde queda nuestra libertad de expresión? ¿No sería ésta sólo un simple reflejo de las ideas políticamente correctas?

El tema es más complicado de lo que parece, pero me interesa aquí, frente a ustedes, jóvenes en su mayoría, dejar en claro que la lucha por la libertad de expresión que ustedes sostienen es fundamental para la salud pública. Sin ella viviríamos en un mundo ya imaginado por George Orwell en su novela 1984, en donde toda expresión humana es controlada y evaluada por el Estado, en donde no existe un espacio público en el cual confrontar ideas y proyectos.

Pero volvamos a los sesentas. Podamos constatar que los movimientos estudiantiles fueron la constante en todo el mundo occidental. En Estados Unidos, en Francia, en México. En su momento fueron duramente criticados por los poderosos como expresiones desviadas, provocadas por el consumo de drogas y de música estridente. Hoy sabemos que gracias a tales movimientos las sociedades modernas accedieron a una mayoría de edad.

En el México de nuestros días ya nadie pone en duda que gracias a las movilizaciones estudiantiles de 1968 el sistema político autoritario que hoy agoniza, empezó a mostrar señales de agotamiento. Sin embargo la represión fue terrible y abrió una etapa negra en nuestra historia nacional que hasta hoy empieza a ser discutida abiertamente. En todo caso la represión no cesó; tres años después, en 1971, el poder volvió a mostrar las garras y obligó a muchos a buscar una salida violenta frente a la cerrazón gubernamental. 

Todo lo anterior tiene que ver con la libertad de expresar las preferencias políticas de los jóvenes pero también existieron restricciones en el ámbito cultural, que si bien no fueron tan espectaculares también pesaron en el ánimo de la sociedad civil. Me refiero sobre todo a la música. El experimento de Avándaro fue severamente reprimido y tuvo que pasar más de una década para que se volvieran a ver espectáculos masivos en donde el rock fuera el personaje central. En ése periodo la radio dio amplia preferencia a las baladas insulsas y lacrimógenas de cantantes como Roberto Carlos, José José, Nelson Ned, Mocedades, y mejor le paro no vaya a ofender a alguien. Con esto no quiero definirme como un intolerante que no soporta las baladas. De hecho, una parte de mi vida tiene que ver con intentar tocar en la guitarra El triste o Yo te propongo. Después de todo el corazón tiene sus necesidades. Lo que quiero subrayar es que el Estado, deliberadamente cerró las puertas a las expresiones más radicales de los jóvenes, considerando al rock como una amenaza a las buenas costumbres.

No fue sino hasta la década de los ochenta que los jóvenes de entonces pudimos acceder a espacios para escuchar lo que queríamos escuchar. A partir de entonces los espacios se han multiplicado pero muchos de ellos son controlados por adultos y básicamente con fines comerciales. Después de todo el rock se volvió un artículo de consumo controlado por las disqueras internacionales, pulpos de innumerables tentáculos que abrazan al mundo entero. 

A pesar de su comercialización, la música de los jóvenes sigue expresando sus ideales, su modo de ver la realidad. En este sentido es importante señalar que a pesar de que la mayoría de los grupos se comercializaron, es decir, transformaron su mensaje de acuerdo a las necesidades de las disqueras, no por ello dejaron de existir espacios para que los jóvenes se expresaran en las artes. Fundar una banda de rock es un acto que impulsa la libertad de expresión. No importa que no sean famosos; basta con que desde un escenario puedan decir lo que quieran, como quieran. Lo demás tiene que ver con las probabilidades y las relaciones públicas. Lo mismo con la construcción de un movimiento social como #YoSoy132; mas allá de sus ‘resultados’ visibles su importancia radica en el hecho de ser un espacio abierto, plural, un territorio autónomo, liberado.

¿Que queda entonces por hacer? En mi opinión lo que queda por hacer es lo que ustedes están haciendo hoy: mantener un espacio autogestionario, con autonomía del Estado y que recoja las inquietudes y proyectos de los jóvenes y la población en su conjunto. Un espacio en donde la libertad de expresión no sea una graciosa concesión del poder sino una práctica cotidiana. La libertad de expresión no consiste hoy en que nos permitan o no nos permitan decir y hacer lo que pensamos, sino en abrir y mantener espacios en donde las posibilidades de expresión de los jóvenes, los no tan jóvenes, y todos los que tengan algo que decir, sea una realidad. Ganar espacios es la lucha por la que hoy pasa la libertad de expresión. Sin ellos es como querer que crezca el maíz sin agua y sin sol. El abrir espacios como este para la comunidad estudiantil, el barrio, la colonia, es hoy la columna vertebral de un proyecto que busca hacer realidad un mundo en donde la sociedad civil no sea más rehén del Estado. Un mundo donde quepan muchos mundos.

No me queda más que pedriles que mantengan con vida este espacio autogestionario ,creado al calor del reciente proceso electoral. Su existencia apunta a mantener la posibilidad de que la libertad de expresión sea una realidad en donde las mujeres y los hombres puedan desarrollar sus posibilidades y enriquecer la memoria colectiva de ese 99% que lucha por sacudirse la dominación 

sábado, 15 de septiembre de 2012

Elecciones 1988, 1994, 2006, 2012: Golpes de Estado Constitucionales


La historia oficialista u oficiosa documenta que el último golpe de Estado en México ocurrió en 1913, tras la ejecución de Francisco Madero y José María Pino Suarez y la consiguiente instalación de una dictadura militar comandada por Victoriano Huerta, a quien a menudo se le endosa la etiqueta de “traidor”. La natural mutación de los conceptos, sumado a un oscurantismo sostenido y sustentable, impide advertir que la historia reciente del país está marcada por el signo del golpismo, sombra tenaz de la política latinoamericana, fórmula tosca de arrodillamiento ante los intereses de la metrópoli en turno. 

Siempre un paso atrás de Estados Unidos, México señorea a los países de la región (felizmente cada vez son menos) que siguen con adhesión casi fanática las disposiciones emitidas desde la mal llamada “América” (aunque su otrora extensión irrestricta permite pensar que el apelativo continental no fue gratuito). Pero esta alienación nacional sólo ha podido sostenerse con base en la violencia e imposición, la violación sistemática de las normas legales, la vulneración obstinada de los mecanismos de sucesión gubernativa, la desestabilización de la economía, el caos social sembrado desde el poder, la instalación de una dictadura que, no obstante su aparente blandura, usurpa y monopoliza eficazmente el poder político. Se trata exactamente de los elementos que figuran como referentes de un golpe de Estado de carácter constitucional: a saber, un golpe orquestado por el grupo que está en el poder para producir un cambio de régimen pero sin desplazar a las fuerzas que gobiernan. Nótese que un golpe de Estado no supone necesariamente el derrocamiento de un sistema. Basta con tomar el poder de modo violento, accidentado, ilegítimo (nula aceptación ciudadana) e ilegal para hablar ya de un coup d’État

Las elecciones en México, y más claramente desde 1988, están impregnadas de un tufo golpista: con la tristemente célebre “caída del sistema” de 1988, y el advenimiento de un sistema multipartidista, se inaugura la figura del golpe de Estado constitucional como canon de transición en el poder, en sustitución del antiguo “dedazo” –modalidad anacrónica para la naciente “democracia mexicana”. En 1994, tras un sexenio marcado por el latrocinio, las elecciones de este convulsionado año se resolvieron con violencia típicamente golpista: Luis Donaldo Colosio, candidato virtualmente triunfador, fue ejecutado –se presume– por su propio personal de seguridad. El crimen nunca se aclaró. Y la extraordinaria impunidad que rodeo al caso conduce a sospechar que las más altas esferas del poder político estuvieron involucradas. En 2006, se vivió acaso el proceso electoral más viciado, siniestro e irregular que se conoce hasta ahora. Se trata del más claro caso de golpismo constitucional. El fraude estrictamente electoral se efectuó por múltiples flancos: propaganda “sucia”, coacción de voto, manipulación de conteo y cómputo, etc. El golpe se confirmó inmediatamente después de la toma de protesta del presidente (no)electo, con la instalación de una política de Estado belicista, la suspensión de facto del derecho público, la militarización y paramilitarización del país, la entronización de una guerra civil arbitraria y el consecuente ensangrentamiento del suelo nacional. 2012 corrobora cuán efectivo fue el golpe de 2006: en un entorno de desestabilización generalizada, pudrimiento institucional, desgarramiento social, violencia estructural, se pudo imponer un régimen ilegítimo e ilegal a través de los conocidos métodos golpistas que rigen la sucesión político-administrativa en nuestro país. 

Eso que los intelectuales a sueldo llaman “incipiente democracia mexicana” es más bien un sistema político cuyo modus operandi natural, sexenal, es el golpe de Estado constitucional.

sábado, 8 de septiembre de 2012

Pumas UNAM: sucursal de Televisa


Siempre he creído que en materia de fútbol, tratándose de un fenómeno social-deportivo sin parangón en las sociedades modernas, la afición debería desempeñar un papel más activo en las decisiones que conciernen al club de los amores, algo así como un poder de veto frente a las determinaciones que se acuerdan en lo oscurito de los consejos administrativos. Si este fuere el caso, podríamos presumir que el señor Mario Carrillo Zamudio nunca habría tomado las riendas del más grande club en la historia del Fútbol Mexicano: los Pumas. (Puedo escuchar las objeciones de cementeros, chivas y azulcremas).

Tristemente, la realidad de nuestro país reduce tal aspiración –el involucramiento de la afición en el fútbol– a condición de quimera. Los equipos de nuestro degradado balompié se administran como cualquier otra empresa: a saber, con el ánimo de lucro por delante. Hasta el Club Universidad, una institución cuya propiedad alguna vez fuera exclusividad de la máxima casa de estudios, y cuya prioridad era la formación de deportistas de alto rendimiento con cimientos ético-académicos, renunció paulatinamente a su misión original en provecho de la rentabilidad empresarial, la gloria deportiva saldada a billetazos, la mercadotecnia como leitmotiv e insignia de la institución. Pumas se ha distanciado sensiblemente de los propósitos primigenios de la institución, en especial en las últimas dos décadas. 

A mediados de los 90’s, el grupo Televisa compra los derechos de transmisión de Pumas. En 1999, Ticketmaster se estrena como proveedor oficial de servicios de boletaje. Se sabe que la actual mascota del equipo, Goyo, fue creada este año gracias al patrocinio de la subsidiaria de Citibank, Banamex. El logo de la banca desnacionalizada figura en el dorsal del uniforme universitario desde entonces. A partir de 2002, Pepsi se suma al mosaico de patrocinadores. También Telcel inicia su participación en el club, presumiendo el oprobioso eslogan “Telcel también es territorio Puma”. 

Para 2004 ya se advertía una presencia más vigorosa de figuras públicas otrora ajenas al Club Universidad. Con Arturo Elías Ayub –yerno del empresario Carlos Slim– a la cabeza del Patronato, el entorno en el campamento de Pumas acusó cambios significativos. En ese año de bicampeonato con Hugo Sánchez, las cámaras de Televisa apuntaban insistentemente hacia el palco de C.U., donde a menudo deambulaban el impresentable Joaquín López Dóriga y el magnate Carlos Slim, siempre cortejados por el actual director de la Fundación Telmex, Elías Ayub. 

En 2012, tras la súbita salida de Víctor Mahub y Mario Trejo, la directiva del club inicia una agitada renovación administrativa con visos de purga. El nuevo Patronato estaría encabezado por José Narro, Jorge Borja Navarrete, Alonso Quintana, director general de la constructora ICA (en la que Carlos Slim tiene un porcentaje mayúsculo de acciones), Andrés Conesa, director de Aeroméxico (cuyo dueño es Banamex), Paola Rojas, cónyuge de Luis Roberto Alves ‘Zague’ (ex presidente deportivo de América) y el propio Carlos Slim. Y la cereza del pastel, la vicepresidencia deportiva recaería en Alberto García Aspe, ex comentarista de Televisa y cuñado del director deportivo del América, Ricardo Peláez. 

Una vez tomado por asalto el campamento Puma, sólo faltaba una pieza –la dirección técnica– para consumar esta truculenta historia de usurpación (¿u ocupación americanista?). Esta pieza se llama Mario Carrillo Zamudio, alias “Capello”, el mismo que hiciera campeón al América en 2005 con base en fórmulas chamánico-esotéricas prescritas por una bruja anónima. Tuvieron que transcurrir 41 años para que un técnico formado en las filas azulcremas, o bien, identificado con el gallinero, volviera a ocupar el banquillo de Universidad (el español Ángel Papadópulos, en la temporada 70-71, fue el último). Cabe agregar que hace no mucho tiempo atrás, se puso en marcha una campaña vía redes sociales para exigir la salida de Mario Carrillo de la cadena deportiva ESPN, arguyendo que el “Capello chamánico” exhibía en cada intervención una indecorosa incapacidad para articular correctamente, sumado a un desconocimiento alarmante respecto a los conceptos y nociones básicos de fútbol (raro para un “estudioso del fútbol”). Curiosamente, los principales promotores de esta noble cruzada anti-Carrillo eran de estirpe Puma. Nunca imaginaron que la salida del “Capello” de ESPN acarrearía su llegada a la dirección técnica de Universidad. (¿Acaso fue adrede el improperio?). 

Javier Jiménez Espirú, fundador del patronato, describe su sentir por el equipo auriazul: “El Club Universidad, por sus valores humanos, éticos y morales, debe ser el paradigma de un equipo de fútbol mexicano”. 

Lejos de aquel canon idílico, hoy Pumas es un ejemplo de envilecimiento. Los poderes fácticos más retrógrados administran al Club Universidad Nacional; los mismos que a base de dinero y corruptelas dirigen a capricho la política del país. Lo inimaginable ya ocurrió: Pumas y América pertenecen a la misma casa. El Club Universidad no es más el Club Universidad: Pumas UNAM es la nueva sucursal de Televisa. 

Invito a la afición de Pumas a no asistir al próximo encuentro en C.U., a dejar las gradas vacías en señal de desaprobación por los intereses inconfesables que actualmente intervienen en el club, exhortando especialmente a las porras oficiales. Nunca en el Fútbol Mexicano ha existido una protesta de esta magnitud. Universidad debe poner el ejemplo. 

Por mi raza hablará el espíritu… Puma.

jueves, 6 de septiembre de 2012

La toma del palacio municipal de Xalapa fue una muestra de dignidad.

Después de la marcha en Xalapa el 1º de septiembre, los integrantes del Frente Anti Imposición ocuparon el palacio municipal para manifestar su indignación por el fallo del TEPJF que se ufanó de calificar una elección ejemplar, validando así un proceso que se caracterizó por la transgresión sistemática de las leyes electorales y el espíritu de la constitución federal. 

La actitud de las autoridades municipales estuvo a la altura de las circunstancias por lo que, a diferencia del cabildo de Veracruz, la ocupación se llevó a cabo sin problemas y los participantes pudieron desarrollar una serie de actividades para  manifestar su desacuerdo con el fallo y en general con todo el proceso electoral de este año. La lectura del contrainforme elaborado por integrantes de #YoSoy132 fue un momento muy significativo de la naturaleza de las acciones de el pasado fin de semana. 

El día que desocuparon el inmueble, en rueda de prensa, informaron que la ocupación formó parte de una jornada de cien días de protesta que culminará el 1º de diciembre; hay que señalar que también fueron ocupadas las presidencias municipales de Querétaro, Mexicali, Durango y Veracruz. Al mismo tiempo el campamento que se mantuvo en Plaza Lerdo desde el mes de julio fue levantando, culminando así una etapa muy intensa del movimiento estudiantil en Xalapa.

La etapa se caracterizó  por su densidad moral y su ingeniosa crítica, aglutinando a su alrededor a otras fuerzas políticas de la capital del estado para articular el repudio al sistema político, señalando con particular insistencia en la perversión de los procesos electorales por la intervención de poderes fácticos, como las televisoras, para definir el sentido de una elección. Asimismo, el periodo que va desde el surgimiento de #YoSoy132 en las redes sociales hasta el fallo del TEPJF se caracterizó  por los reiterados intentos por articular los principios éticos con la organización interna del movimiento, siendo este un espacio de análisis muy interesante para definir la naturaleza y el carácter de la gesta estudiantil.

Y si bien en un principio #YoSoy132 gozó de un simulado respeto por parte de la mayoría de los grupos políticos, la ocupación del palacio municipal xalapeño acabó con la paciencia de muchos. Incluso, uno de los que más se benefició con el movimiento estudiantil, Uriel Flores, calificó las acciones de radicales y con consecuencias jurídicas, aclarándole a la ciudadanía que ni él ni su partido las suscriben y recomendándole al movimiento evitarlas a toda costa.

No sorprende que los políticos veracruzanos, del color que sean, no sean capaces de concebir las motivaciones que subyacen a este tipo de acciones. Ignorantes del significado de la dignidad no pueden entender como un grupo de estudiantes y ciudadanos en general deciden defender la dignidad actuando de acuerdo a sus principios. La ocupación del palacio municipal de Xalapa fue una manifestación de repudio al fraude electoral pero también una manera de abrir sobre la marcha los espacios públicos a todos, para convertirlos en puntos de encuentro, en cajas de resonancia de las demandas más sentidas de los habitantes. Fue una muestra de dignidad.

lunes, 3 de septiembre de 2012

El plan de ajuste del PP y los escándalos de la monarquía alimentan la rebelión en España


Derrotada la aventura imperial napoleónica en 1815, los conservadores ingleses y franceses  se dieron cuenta que detener, o incluso regresar los cambios sociales, resultaba contraproducente a todas luces pues alimentaba el conflicto social y las rebeliones, con lo que se ponía en riesgo la buena marcha de los negocios. Dos siglos después, la derecha española parece haber olvidado que la ‘transición política’ le abrió la puerta a los socialistas al gobierno para que la derecha y la monarquía siguieran mandando. Y vaya que les funcionó por más de veinte años, al grado de que en México los especialistas en la democracia la ponen como ejemplo de una transición exitosa y claro, democrática. Qué ironía que hoy por hoy, ambos países estén gobernados por la derecha, en una profunda crisis económica y con una tendencia muy marcada a aumentar impuestos y cercenar derechos sociales con el garrote en una mano y la constitución en la otra. ¿Final feliz?

Los recortes y apretones de cinturón al gasto público en el reino de España están cobrando víctimas a diestra y siniestra. Por un lado la sumisión de Rajoy a los designios de los banqueros alemanes está provocando una avalancha de despidos, desahucios, suicidios, crisis familiares, embargos… Las mayorías están enfrentando una terapia de shock para mantener los privilegios de unos cuantos, entre los que se distingue por supuesto la familia real y toda su corte de terratenientes y militares, pero que es la otra víctima evidente de la política económica del Partido Popular.

Habrá que decir que la monarquía también ha contribuido para acrecentar el número de personas opuestas al régimen. La irrefrenable ambición de enriquecimiento de Juan Carlos acabó convirtiendo a la familia real en un bufete de gestores comerciales y de negocios que, dado que se mueve en la ilegalidad sistemáticamente, acabó pasándole la factura, en particular a su yerno Iñaki Urdadangarín, quien enfrenta cargos por desfalco y corrupción pero sobre todo visibiliza el hecho del enorme enriquecimiento de la familia real gracias a su influencia en el gobierno y su relativa impunidad. 

Pero además, el rey parece seguir viviendo en un mundo en el que puede hacer lo que quiera sin enfrentar las consecuencias, cuando la situación es precisamente la contraria. Ya desde su altercado con el presidente Chávez se mostró ajeno al protocolo que exigen las reuniones de jefes de estado. Pero su viaje a Botsuana para matar elefantes podría ser una muestra más clara de esta esquizofrenia real. Justo en el momento en que la crisis económica estalla con toda su fuera en España el jefe del estado se encuentra matando animales protegidos a costa del erario y, para rematar, se cae y se fractura la cadera, lesión por excelencia de la senilidad. Los actores políticos institucionales, tan bien acomodados al régimen llegaron a sugerir la idea de que Juan Carlos debería abdicar para poder llevar la vida que desea y dejar los asuntos de estado a su heredero.

Y los tropezones han estado a la orden del día, desde los literales como el de principios de agosto hasta los virtuales como el reciente video en donde manotea y reconviene a su chofer enfrente de las cámaras. Resulta inevitable relacionar semejantes accidentes con la decadencia no sólo de su persona sino también de la monarquía como institución. La lista de pifias y muestras de rechazo por parte de la sociedad española es larga y la de los escándalos del rey aun más larga. El texto de Pascual Serrano De los escándalos sexuales al "Caso Urdadangarín"  me parece un excelente recuento porque al mismo tiempo que ofrece una panorámica de los escándalos subraya la complicidad de los medios de comunicación y de buena parte de la clase política española, no se diga la iglesia católica o los duques, barones y demás fauna. Después de todo están plenamente conscientes de que sus privilegios sólo serán maximizados en una monarquía, por lo que obstaculizan y criminalizan cualquier intento de cambio significativo, aun dentro de los márgenes de una economía capitalista.

Y es aquí en donde la derecha y el PP se dan un tiro en el pie. Al agraviar sin miramientos con un ¡Qué se jodan! a los pueblos de España para mantener las cosas como están aunque ya no den para más, simplemente legitiman la rebelión. Y en un contexto como ése sólo hace falta un actor/catalizador que acelere el descontento y al mismo tiempo lo alimente. Juan Carlos de Borbón está apoyando todas las medidas económicas tomadas por el gobierno de Rajoy y declarando a favor de ellas.

Recientemente se reunió el Consejo Empresarial para la Competitividad (CEC), compuesto por los beneficiarios de las políticas de ajuste y que, sobra decirlo, seguirán como si ellos no tuvieran nada que ver con la crisis actual como: César Alierta (Telefónica), Francisco González (BBVA), Isidre Fainé (La Caixa), Ignacio Sánchez Galán (Iberdrola), Pablo Isla (Inditex), Antoni Brufau (Repsol), Isidoro Álvarez (El Corte Inglés), Juan Roig (Mercadona), Florentino Pérez (ACS), Rafael del Pino (Ferrovial) y José Manuel Entrecanales (Acciona). Según la nota “El objetivo del CEC es aportar propuestas que ayuden a la recuperación de la economía española, la mejora de la competitividad y el fortalecimiento de la confianza internacional en España.” Nótese que cuando se habla de la economía española se refieren a sus negocios y no a los de todos los habitantes del país; cuando hablan de competitividad se planean las reformas necesarias para bajar salarios, reducir derechos sociales y aumentar impuestos; cuando hablan de confianza del mundo se refieren a que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional confíen en el gobierno español y Rajoy cómo conductores de los programas de ajuste económico. Lejos está Juan Carlos en estas reuniones con los causantes de la debacle financiera de convocar a un referéndum o un plebiscito para conocer la opinión de las mayorías. Más bien está preocupado de salvar a los banqueros para salvarse él. 

Dicen que la razón por la cual apresaron a Luis XVI en Varennes fue por disfrazarse para ocultar su verdadera identidad; tal vez si hubiese ido vestido de acuerdo a su rango no se hubieran atrevido. En todo caso, el hecho de haber intentado huir -abandonando a su reino para salvar su poder- fue un golpe mortal para la monarquía francesa como institución, a pesar de la restauración y los dos imperios. ¿Por qué no pensar que los continuos tropiezos de Juan Carlos y su desprecio por las consecuencias, mas la inhumana política económica de Rajoy abonarían al creciente desprestigio de la monarquía española y su eventual desaparición para abrirle el paso a la república? Si agregamos la decadencia de la iglesia católica en España y su complicidad tradicional con la monarquía, estamos frente a una situación en la que todo el prestigio ganado por Juan Carlos, a chuecas o a derechas, con el intento de golpe de estado de Tejero está evaporándose y de paso debilitando as aún la viabilidad del régimen. 

La derecha española mientras tanto atiza el fuego sin darse cuenta de que el costo político de los ajustes económicos no sólo le afecta al PP y su gobierno sino al régimen en su conjunto, con el rey a la cabeza.  No se ve que vaya a cambiar el rumbo de la política económica a corto plazo; en la medida en que se vayan asentando los recortes y aumentando el desempleo y la precariedad el descontento crecerá aun más. Y tal vez entonces, en un afán desesperado por salvar sus privilegios, los dueños del dinero en España le abrirán la puerta a la república para que pase por encima del cadáver de la monarquía y finalmente se cierre el trágico e infame periodo que inició con el golpe de estado encabezado por el ejército y la iglesia y que aun no finaliza, a pesar de transiciones pactadas o tal vez, precisamente por eso.