jueves, 14 de junio de 2012

Las contribuciones del #132 a la crítica de la farsa electoral. (3 de 3)

Se había mencionado en la primera parte de este tema que el #132 había subrayado el carácter pacifista de sus acciones, lo que resulta lógico en un contexto permeado por la guerra de ‘baja intensidad’ que ha invadido al país. Y a pesar de que los seguidores del candidato del PRI han insistido en calificarlo como violento -para ocultar el verdadero origen de la violencia electoral exhibido en innumerables videos donde aparecen grupos priístas agrediendo a jóvenes que se manifiestan en los actos de campaña de Peña- los integrantes del #132 tienen muy claro que la violencia no es el camino.

En este sentido, las actividades del movimiento tienen como eje la no violencia y su acción por excelencia es articular su presencia en cada acto de campaña de Peña, manifestando su repudio y visibilizando lo que muchos ciudadanos no se atreven a manifestar en público: su hartazgo por los viejos estilos de hacer política en México y el cinismo de un candidato de laboratorio.

Pero estas manifestaciones de repudio no podrían ser organizadas sin la otra cara de las acciones colectivas del #132: la creativa y dinámica utilización de las redes sociales. Y es este rasgo el que define la naturaleza de sus acciones y su alta efectividad para burlar el cerco informativo impuesto por la mediocracia mexicana. De hecho, estirando un poco el argumento se podría afirmar que la dinámica de las redes sociales es la que configura la base del movimiento, no sólo porque surge con el video en donde los jóvenes estudiantes responden a las acusaciones de ser porros y acarreado sino porque es en el ciberespacio en donde los #132 se encuentran en su elemento natural. Su destreza en el manejo de las redes y su capacidad para neutralizar por ese medio los ataques y descalificaciones son lo que potencian sus acciones y actividades.

Casi de manera instantánea, los #132 ‘suben’ a la red todo acción, magnificando así su impacto. De hecho, buena parte de los actos de repudio contra Peña son llevados a cabo por decenas o a veces centenas de estudiantes, pero son grabados y colocados en infinidad de blogs, en twitter y videos en Youtube, magnificando así su impacto e involucrando a miles y miles de personas, que las comparten en sus plataformas personales y comentan en donde los dejen. Y el decir buena parte es porque no se pueden pasar por alto las manifestaciones masivas, como la organizada en la ciudad de México esta semana, que contó con alrededor de cien mil manifestantes. Esto sin mencionar que mucha de la información que produce el movimiento es retomada por la prensa nacional –la local sigue amordazada en la mayor parte del país- por noticieros y grupos de discusión en la televisión y la radio.

Así las cosas, la consistencia entre las demandas, la organización y las formas de acción del #132 configuran un movimiento con una fuerza moral y gran capacidad para influir en la percepción de los ciudadanos con respecto al proceso electoral. Muchos se preguntan, incluso sus propios integrantes, cuál será el futuro del movimiento, sobre todo después de las elecciones. Pero esa pregunta pasa por alto que el #132 ha logrado ya sus objetivos originales: denunciar la manipulación de los poderes fácticos en las elecciones y el voto de calidad que ejercen para burlar la voluntad de las mayorías. Más allá del futuro del movimiento habrá que evaluar al movimiento por su capacidad para evidenciar, durante las campañas, las trampas de la democracia electoral entre los habitantes de este país. Y en ese aspecto su éxito ha sido enorme. Más aún, probablemente logre también sacar a los votantes indecisos de sus casas para desafiar a esos poderosos que, elección tras elección, se salen con la suya envueltos en el falso manto del discurso democrático y acabar con la farsa electoral.

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