lunes, 31 de octubre de 2011

Slavoj Zizek en "Occupy Wall Street"

En el crack de 2008 se destruyó más propiedad privada, conseguida con gran esfuerzo, que si todos los presentes se pusieran a destruir día y noche durante semanas. Nos dicen que somos soñadores. Los verdaderos soñadores son aquellos que piensan que las cosas seguirán siendo como son indefinidamente. Nosotros no somos soñadores, sino los que estamos despertando de un sueño que se ha convertido en pesadilla. No estamos destruyendo nada, sino siendo testigos de cómo el sistema se destruye a sí mismo.

Todos hemos visto la clásica escena de los dibujos animados en la que un coche se acerca a un precipicio y sigue rodando ignorando que está sobre el vacío, y sólo cae cuando el conductor mira hacia abajo y se da cuenta de ello. Esto es lo que estamos haciendo aquí. Estamos diciendo a los chicos de Wall Street “¡eh, mirad abajo!”

En abril de 2011 el gobierno chino prohibió que apareciesen en TV, películas o novelas todas aquellas historias que hiciesen referencia a realidades alternativas o viajes en el tiempo. Esta es una buena señal para China, puesto que significa que la gente aún sueña con alternativas, así que hay que prohibir este sueño. Aquí no se piensa prohibir nada de eso, porque el sistema en el poder incluso ha suprimido nuestra capacidad para soñar. Fijaos en las películas que vemos todo el tiempo. Es fácil imaginar el fin del mundo, un asteroide que destruya el planeta y ese tipo de cosas. Pero no se puede imaginar el fin del capitalismo. Así que, qué es lo que hacemos aquí? Dejadme que os cuente un viejo chiste muy bueno de los tiempos del comunismo…

Un tipo de Alemania del Este fue enviado a trabajar en Siberia. Sabía que su correo sería supervisado por los censores, así que propuso a sus amigos establecer un código. Si la carta que enviase estaba escrita con tinta azul, entonces lo que en ella se dijera sería cierto y si estaba escrita con tinta roja sería falso. Transcurrido un mes sus amigos recibieron su primera carta. Estaba escrita por entero en azul y decía: todo es maravilloso aquí. Las tiendas están repletas de buena comida. Los cines pasan buenas películas occidentales. Los apartamentos son grandes y lujosos. La única cosa que no se puede comprar es tinta roja.

Así es como vivimos. Tenemos todas las libertades que queremos, pero nos falta tinta roja, el lenguaje con el que expresar nuestra no-libertad. La manera en que se nos enseña a hablar acerca de la libertad, la guerra, el terrorismo y demás falsifica la libertad. Y esto es lo que estáis haciendo aquí: nos estáis dando tinta roja a todos.

Pero hay un peligro. No os enamoréis de vosotros mismos. Lo estamos pasando bien aquí, pero recordad: los carnavales son baratos, lo que importa es el día siguiente. Cuando volvamos a nuestra vida normal, habrá cambios entonces? No quiero que alguna vez recordéis estos días como, “oh, éramos jóvenes y fue muy bonito”. Tened en cuenta cual es nuestro mensaje fundamental: que tenemos derecho a pensar alternativas. La regla se ha roto. No vivimos en el mejor de los mundos posibles, pero hay un largo camino por delante. Nos enfrentamos a cuestiones ciertamente difíciles. Sabemos lo que no queremos, pero, ¿sabemos lo que queremos? ¿Qué organización social puede reemplazar al capitalismo? ¿Qué nuevo tipo de líderes queremos?

Recordad: el problema no es la corrupción o la codicia. El problema es el sistema que os empuja a rendiros. Estad atentos no sólo a los enemigos, sino a los falsos amigos que ya están actuando para diluir este proceso. De la misma manera en que os dan café sin cafeína, cerveza sin alcohol o helado sin nata, tratarán de convertir esto en una protesta moral inofensiva.

La razón por la que estamos aquí es que estamos hartos del mundo que recicla latas de Coca-Cola, del mundo del capuccino Starbucks, del mundo que destina un 1% de la riqueza a los niños que pasan hambre. Ya no es suficiente para que estemos a gusto, después de que se hayan subcontratado la guerra y la tortura e incluso después de que las agencias matrimoniales subcontraten a diario hasta nuestra vida amorosa.

Podemos ver que durante un largo tiempo permitimos que nuestro compromiso político también fuera subcontratado. Lo queremos recuperar. No somos comunistas. Si el comunismo significa el sistema que colapsó en 1990, recordad que hoy esos comunistas son los capitalistas más eficientes y desarraigados. En China hoy tenemos un capitalismo que es aun más dinámico que vuestro capitalismo americano pero que no necesita democracia. Esto significa que cuando critiquéis el capitalismo, no os permitáis que os chantajeen con la idea de que estáis en contra de la democracia. El matrimonio entre la democracia y el capitalismo se ha acabado.

El cambio es posible. Así que, ¿qué es lo que consideramos posible hoy? Sólo hace falta seguir los medios. Por un lado, en lo que respecta a tecnología y sexualidad, todo parece ser posible. Puedes viajar a la luna. Puedes ser inmortal con la ayuda de la biogenética. Puedes tener relaciones sexuales con animales o lo que sea. Pero mirad el campo de la sociedad y de la economía. En ambos, casi todo se considera imposible. Quieres subir un poco los impuestos para los ricos, te dirán que es imposible, perdemos competitividad. Quieres más dinero para sanidad: te dicen, imposible; esto significa un estado totalitario. Algo falla en un mundo donde se te promete la inmortalidad pero en donde no se puede gastar un poco más para sanidad. Puede que debamos marcar nuestras prioridades directamente aquí. No queremos niveles de vida más altos. Queremos niveles de vida mejores. El único sentido en el que somos comunistas radica en que nos importan los bienes comunes. El bien común de la naturaleza. El bien común de lo que es privatizado por la ley de propiedad intelectual. El bien común de la biogenética. Por esto y sólo por esto debemos luchar.

El comunismo fracasó absolutamente. Pero los problemas de los bienes comunes están aquí. Te están diciendo que aquí no somos americanos. Pero los fundamentalistas conservadores que reivindican ser verdaderamente americanos, necesitan que se les recuerde algo. ¿Qué es el cristianismo? Es el Espíritu Santo. ¿Qué es el espíritu Santo? Es una comunidad igualitaria de creyentes que están conectados por el amor mutuo y que sólo tienen su propia libertad y responsabilidad para hacerlo. En este sentido el Espíritu Santo está aquí ahora. Y allí en Wall Street hay paganos que están adorando ídolos blasfemos. Así que sólo necesitamos paciencia. Lo único que me atemoriza es que un día nos vayamos simplemente a casa y después nos reunamos una vez al año, tomando una cerveza y recordando nostálgicamente el buen rato que pasamos aquí. Prometámonos que este no será el caso.

Sabemos que las personas a menudo desean algo pero no lo quieren realmente. No tengáis miedo a querer realmente lo que deseáis. ¡Muchas gracias!

sábado, 29 de octubre de 2011

El voto de la subversión

Santi Ortiz

A los que, de una forma u otra, estamos movilizados en este país contra el Poder Financiero Mundial y la clase política a su servicio; a los que el pasado 15 de octubre secundamos en cuerpo o espíritu la más importante manifestación anticapitalista a escala mundial que se haya dado en mucho tiempo, por más que nuestros medios de incomunicación, ocultación y adoctrinamiento hayan pretendido minimizar su eco; a los que somos conscientes de que la actual crisis mundial es responsabilidad directa de los dueños del capital financiero y por tanto son ellos quienes deben pagarla; a los que estamos convencidos de que las burbujas financieras que explotaron no habrían ni siquiera nacido sin la desregulación de los mercados y la amplia libertad para obrar a sus anchas bajo la doctrina del neoliberalismo económico que los gobiernos, cómplices o tolerantes, consintieron; a los que percibimos que tras la maleza de siglas que encarnan el arco parlamentario europeo, se llamen socialistas, socialdemócratas, democristianos, etc., no hay más que partidos neoliberales y un apéndice crítico que jamás se ha planteado cuestionar el Sistema; a los que nos sentimos insultados en nuestra inteligencia por la desfachatez e impunidad con que la clase política ha colaborado para convertir esta democracia en una farsa con clara vocación de dictadura; a los que, aspirando a una Democracia real, estamos en contra de la plutocracia económica que nos oprime; a todos los que, por todas estas cosas y las consecuencias que de ellas se derivan, invocando Justicia y el cumplimiento de los Derechos Humanos, somos –y a mucha honra– antisistema, se nos plantea un problema de cara a las elecciones del próximo 20 de noviembre.

¿Se participa o no se participa? Y si se vota, ¿qué o a quién se vota?...

Hagamos, antes de responder, ciertas consideraciones.

Lo que llamamos democracia no es más que una dictadura económica enmascarada. Quienes realmente dominan y mandan en el mundo jamás se han puesto al alcance de nuestros votos, y, hasta hace muy poco, tampoco de nuestras críticas, pues habían conseguido que nuestras miradas se detuvieran en, o no fueran más allá de, los partidos políticos que aparentemente dirimían en las urnas el rumbo de nuestros destinos. Hoy, espoleados por la crisis –que aprovechan para reforzar sus políticas neoliberales–, por el grado de corrupción, desvergüenza y apoltronamiento a que han degenerado –sálvese quien pueda– tanto los cargos políticos como las cúpulas de los sindicatos mayoritarios, y por la idiocia, sumisión y desinterés que, unos y otros, han logrado inocular en la ciudadanía, se sienten tan impunes que se han hecho visibles. Por eso hemos aprendido que los partidos, las elecciones, la pugna por recolectar votos, no son más que elementos de la tapadera que permite a los amos seguir haciendo y deshaciendo a voluntad mientras nos mantienen dentro de la olla enfrascados en una pugna inútil sobre Rajoy o Rubalcaba, el PP o el PSOE, o si dar los votos a IU, que tampoco ganará jamás con la Ley Electoral que propusieron a favor del bipartidismo y la alternancia, y que, en el colmo de la desfachatez, han vuelto a reformar, con los votos de PP, PSOE, CiU y PNV –póker beneficiario del sistema–, para blindar aún más sus prebendas parlamentarias y ahuyentar la posibilidad de que algún partido advenedizo se les cuele de rondón en alguna de las Cámaras.

Como consecuencia, si el Sistema no es lo que dice ser y si las elecciones no sirven para nada, prestarnos con nuestra participación a servir de coartada a sus patrañas, sería no sólo incurrir en una incoherencia, sino alejarnos de la posibilidad de comenzar a acabar con la farsa. Por lo tanto, nos negamos a participar en la partida de las cartas marcadas, en la ruleta del premio imposible. ¡No jugamos!

Ahora bien, si nos limitamos a no jugar absteniéndonos de votar, no hay duda de que nos van a hacer pasar por indiferentes y vamos a quedar asimilados a los que realmente no acuden a las urnas porque les importa un bledo la política, y ese no es nuestro caso. Nosotros no sólo estamos muy preocupados por lo que está ocurriendo, sino que, con la única arma legal que nos dejan –el voto– queremos subvertir el Sistema, queremos desestabilizar este parlamentarismo de pacotilla cuya función principal es proveer de mimetismo democrático a la dictadura de los mercados.

Si no vamos a votar a nadie ni vamos a abstenernos, las dos opciones que quedan es utilizar el voto en blanco o el voto nulo; pero el primero debe descartarse porque con él no haríamos más que favorecer a los partidos mayoritarios y obstaculizar la representatividad de los menos votados. Esto es así porque nuestro método de contabilización electoral –Ley D’Hondt– fija, para las elecciones generales, un mínimo del 3% del número total de votos para que un partido tenga representatividad parlamentaria, y como, en nuestro sistema, los votos en blanco se suman al número total de votos del escrutinio, un cuantioso número de aquellos contribuye a elevar considerablemente el número de votos necesarios para alcanzar el 3% exigido, con lo cual se estaría perjudicando a los partidos minoritarios.

Nos queda, pues, el voto nulo: un voto nulo emitido a posta; esto es: que no dé lugar a dudas de que se ha emitido así ex profeso. Para ello, deberíamos llevar de nuestra casa la papeleta confeccionada con un lema, por ejemplo: “No nos representáis”. Creo que es claro, rotundo y no deja lugar a interpretaciones sobre la intención de voto.

¿Qué lograríamos con esto?... Depende del número de votos nulos así emitidos. Si todos los que estamos indignados con los abusos que políticos y banqueros están haciendo con el pueblo, si todos los descontentos con la situación actual, tomáramos conciencia de la inconveniencia de seguir manteniendo el fraude que supone unas elecciones donde los que realmente deciden sobre nuestras vidas no figuran en ellas, y votáramos “No nos representáis” hasta lograr una cantidad considerable en el escrutinio, la bofetada que íbamos a darles en plena prepotencia a los políticos estoy convencido de que haría saltar cientos de pilotos de alarma. Que de todos modos iban a ocultarlo…, pues para eso estamos, para divulgarlo. Que de esa forma no conseguiríamos evitar que el PP o el PSOE ganen las elecciones…, bueno, de la otra tampoco; pero estaríamos diciendo a las claras que ya basta de engaños, que no creemos en la farsa electoral, que estamos exigiendo a los políticos que se ponga a nuestro servicio ¡ya!, que no vamos a participar en la pantomima mientras no cambie la Ley Electoral, y que no vamos a votar ningún partido mientras no se eliminen todos los privilegios de casta que hoy asisten a los parlamentarios y no veamos en su programa electoral las reivindicaciones ciudadanas que se han hecho explícitas en comunicados de las distintas plataformas en lucha. Cualquier cambio que consigamos en ese sentido, hemos de tomarlo como una victoria, no total ni definitiva, pero que nos acercaría a la meta, que no es otra que la de conseguir una democracia auténtica, donde los políticos representen realmente los intereses del pueblo y el pueblo decida su propio destino; ese es el objetivo a lograr, aunque para ello sea preciso abandonar este capitalismo en crisis.

Indignados, ya sabéis, el próximo 20-N, a emitir el voto de la subversión, a votar en masa “No nos representáis”.


http://www.rebelion.org/noticia.php?id=138172

viernes, 28 de octubre de 2011

Fanatismo

Véase con que singular precisión John C. Calhoun (líder político y filósofo de la Norteamérica decimonónica) explica los períodos de ocaso, y a la par vaticina, quizá involuntariamente, el oscuro destino de su pueblo: “El intervalo entre la decadencia de lo viejo y la formación y consolidación de lo nuevo constituye un período de transición que siempre, necesariamente, debe ser de incertidumbre, confusión, error y salvaje y feroz fanatismo”.

Libre mercado, democracia, progreso, son algunos de los dogmas que más “confusión, error y salvaje y feroz fanatismo” reproducen en el actual período de bifurcación civilizatoria.

En nombre del libre mercado se despoja a los pueblos del mundo del derecho a la autodeterminación, la soberanía, las libertades fundamentales. El mercado, libre o desregulado, y su brazo ejecutor, la mano invisible, se erigen como grandes soberanos: todo aquel que desafía su poder se le condena a la calumnia, al confinamiento, o a la pena máxima: la muerte individual o, en no pocos casos, el genocidio. El terrorismo, recurso táctico insalvable del librecambismo, ha cobrado la vida de millones de civiles. Tan sólo en la Guerra de Vietnam, organismos internacionales estiman la muerte de entre 3.8 y 5.7 millones de personas.

Coincidentemente en los años de este conflicto bélico, el primer mercado en liberalizarse, aunque extraoficialmente, fue el de la droga proveniente de “La Joya de Asia”, cuyo producto más codiciado era el opio. Justo en el pináculo comercial de esta droga made in Vietnam, el gobierno de Estados Unidos, con Richard Nixon al mando, inaugura una política que a los mexicanos en la actualidad nos resulta generosamente familiar: la guerra contra las drogas – argucia demagógica que oculta los imperativos mercantiles subterráneos. Lógica inherente al mercado: toda empresa boyante deviene monopolio, a la buena o a la mala. Así, el Estado, cómplice natural del libre mercado, se hace responsable de la tarea sucia: elimina físicamente a los competidores menores, criminaliza a los consumidores para poblar los presidios, cuyo control está en manos de empresas privadas que cotizan en la Bolsa de Nueva York, instrumenta políticas de corte policiaco en beneficio de la industria armamentística, subsidia con fondos públicos el suministro de arsenal a bandas paramilitares para el exterminio de cualquier oposición a las prácticas librecambistas, y coadyuva en la edificación de un narco-emporio en manos de particulares, cuyos primeros beneficiarios son los banqueros –o lavanderos– que hospedan el dinero en sus congales dinerarios.

¡Heil laissez-faire!

En nombre de la democracia y el progreso, los gendarmes del mundo asesinan a mansalva, a veces con métodos característicos del Medioevo, a líderes incómodos, no pocas veces antiguos aliados, cuyos cuerpos torturados, sodomizados, son exhibidos en público para beneplácito de la muchedumbre morbosa, como trofeos, a modo de lección del Occidente democrático al Oriente fundamentalista. La ejecución rudimentaria de Saddam Hussein, las mil y una muertes de Osama Bin Laden, el reciente asesinato –por cierto, humanamente repulsivo– del coronel Muammar Gaddafi, anuncian el advenimiento de un fanatismo revitalizado, salvaje, feroz, y acaso más peligroso debido a su alcance global. La profecía de 1984.

Ahora nótese con que singular precisión, Barack Obama –fundamentalista como su predecesor–, articula el discurso del fanatismo imperante: “En Libia, la muerte de Kadafi mostró que nuestro papel en la protección del pueblo libio y nuestra ayuda para liberarse de un tirano fue correcta… continuaremos apoyando a los pueblos de todo el mundo árabe que buscan un futuro democrático”.

God Bless America.

lunes, 24 de octubre de 2011

New Scientist revela la identidad de la plutocracia bancaria (1%) que controla al mundo (99%)

Alfredo Jalife-Rahme
La Jornada

New Scientist revela la identidad de la plutocracia bancaria (uno por ciento ) que controla al mundo (99 por ciento).

Andy Coghlan y Debora MacKenzie, de la revista científica New Scientist (19/10/11) revelan “la red capitalista que gobierna el mundo”, basados en una investigación de tres teóricos de los “sistemas complejos” –Stefania Vitali, James B. Glattfelder y Stefano Battiston– del Instituto Federal de Tecnología Suizo, con sede en Zurich.

Coghlan y MacKenzie aducen que “la ciencia ha confirmado los peores temores” de los contestatarios indignados en todo el mundo (ver Bajo la Lupa, 16/10/11): “Un análisis de las relaciones entre 43 mil trasnacionales ha identificado un relativamente reducido grupo de empresas, principalmente bancos (¡supersic!), con un poder desproporcionado sobre la economía global”.

Se confirma también nuestro axioma añejo sobre el supremo poder que ejerce la bancocracia, quintaesencia de la parasitaria plutocracia global.

Los investigadores suizos extrajeron de ORBIS 2007 –base de datos que lista 37 millones de empresas e inversionistas en el mundo– los datos de 43 mil 60 trasnacionales y la participación propietaria que las vincula entre sí, con lo que “construyeron un modelo que expone a las empresas que controlan a otras mediante redes de acciones en común, acoplado a los ingresos operativos de la empresa” que revela “el mapa de la estructura del poder económico”.

El notable hallazgo, que será publicado de manera formal en PLoS ONE –publicación científica de Public Library of Science–, reveló un núcleo de mil 318 empresas con propiedad accionaria entrelazada; cada una estaba ligada en promedio con otras 20.

Coghlan y MacKenzie explayan que “aunque las mil 318 empresas representan 20 por ciento de los ingresos operativos globales, son dueñas en forma colectiva mediante sus acciones en la mayoría de las empresas estelares (bluechips) y manufactureras del mundo –es decir, la economía “real”– que representa 60 por ciento adicional de los ingresos globales”. ¡Son las dueñas “invisibles” del mundo gracias a la conectividad de redes financieras!

Cuando los investigadores profundizaron y desenmarañaron la red propietaria, encontraron que ésta llevaba a una “superentidad” de “147 empresas aún más estrechamente conectadas –cuya propiedad total está controlada por otros miembros de la superentidad– que controlan 40 por ciento de la riqueza total de la red”, es decir, “menos de uno por ciento (¡extrasupersic!) de las empresas controlan 40 por ciento de la red entera”, cuya “mayoría son instituciones financieras”.

Entre las 20 primeras destacan el banco británico Barclays, y los bancos estadunidenses JPMorgan Chase & Co, y el Grupo Goldman Sachs.

Los expertos suizos consideran que se trata de “la primera investigación científica de la arquitectura de la red de propiedad internacional y la computación del control que detenta cada jugador global” en la que encontraron que un diminuto número de instituciones financieras forma “una superentidad”. Una de las consecuencias de su asombroso hallazgo es que “la estructura del control de la red de las trasnacionales afecta la competencia global de los mercados y la estabilidad financiera”.

Para los autores suizos “es fundamental entender el funcionamiento de la economía mundial” y su “implicación en la estabilidad financiera global” cuando “las instituciones financieras establecen entre sí vinculantes contratos financieros, como los empréstitos con los derivados, con varias otras instituciones” lo cual “les permite diversificar el riesgo pero al mismo tiempo les expone al contagio”.
Debido a su transcendencia vale la pena señalar a “las primeras 50 empresas” de las 147 firmas “superconectadas”:

1) Barclays PLC; 2) Capital Group Companies Inc; 3) FMR Corporation; 4) AXA; 5) State Street Corporation; 6) JP Morgan Chase & Co; 7) Legal & General Group PLC; 8) Vanguard Group Inc; 9) UBS AG; 10) Merrill Lynch & Co Inc; 11) Wellington Management Co LLP; 12) Deutsche Bank AG; 13) Franklin Resources Inc; 14) Credit Suisse Group; 15) Walton Enterprises LLC; 16) Bank of New York Mellon Corp; 17) Natixis; 18) Goldman Sachs Group Inc; 19) T Rowe Price Group Inc; 20) Legg Mason Inc; 21) Morgan Stanley; 22) Mitsubishi UFJ Financial Group Inc; 23) Northern Trust Corporation; 24. Société Générale; 25) Bank of America Corporation; 26) Lloyds TSB Group PLC; 27) Invesco PLC; 28) Allianz SE; 29) TIAA; 30) Old Mutual Public Limited Company; 31) Aviva PLC; 32) Schroders PLC; 33) Dodge & Cox; 34) Lehman Brothers Holdings Inc; 35) Sun Life Financial Inc; 36) Standard Life PLC; 37) CNCE; 38) Nomura Holdings Inc; 39) The Depository Trust Company; 40) Massachusetts Mutual Life Insurance; 41) ING Groep NV; 42) Brandes Investment Partners LP; 43) Unicredito Italiano SPA; 44) Deposit Insurance Corporation of Japan; 45) Vereniging Aegon; 46) BNP Paribas; 47) Affiliated Managers Group Inc; 48) Resona Holdings Inc; 49) Capital Group International Inc, y 50) China Petrochemical Group Company.

De este núcleo supercompacto, 24 (¡supersic!) empresas pertenecen a EU, ocho a Gran Bretaña, cinco a Francia, cuatro a Japón, tres a Alemania, dos a Holanda, dos a Suiza, una a Italia, y una a China (la 50). De ellas, 44 son entidades financieras: ¡88 por ciento!

Se consolida así el teorema de que la dupla anglosajona controla el mundo financiero, en su quintaesencia centralbanquista monetarista que hemos denominado la bancocracia global –que a su vez domina la economía “real” cuando la clase política está totalmente ausente, para no decir que ha sido excesivamente lubricada–, al unísono de algunas entidades que sobreviven del G-7 (Francia, Japón y Alemania) –extensivo al G-10 (Suiza y Holanda)–, mientras apenas irrumpe China de parte de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), quienes exhiben su dramática vulnerabilidad, no se diga la patética miseria de Latinoamérica, África, el mundo islámico y el mundo árabe.

Por lo menos es saludable conocer cuál es la “superentidad” financierista que ha impuesto su dictadura global, la bancocracia, en su quintaesencia anglosajona.

Un enfoque zoom (literal) devela la circularidad “superconectada” de las principales 18 trasnacionales del sector financiero al momento del arranque del análisis (2007: un año antes al estallido de la grave crisis financiera global): Prudential Financial, Morgan Stanley, Citigroup, Bank of America Corp., State Street Corp., Goldman Sachs, Bear Stearns, Lehman Brothers, T Rowe Price, UBS AG, Deutsche Bank, Credit Swiss, Commerzbank, Franklin Resource, Barclays PLC, JP Morgan Chase &Co., Merril Lynch y Axa.

Cuatro años después algunas de estas entidades financieras, en su mayoría anglosajonas, han quebrado (Lehman Brothers) o se han fusionado (Bear Stearns, adquirida por el gigante de los “derivados financieros” JP Morgan Chase) o están al borde de la insolvencia (Bank of America y Citigroup) y, más que nada, han colocado al mundo al borde del precipicio debido a su maligna superconectividad totalmente desregulada.

El diagnóstico de la patología que asuela al mundo está hecho; falta la terapéutica liberadora.

Paréntesis


"De frente contra todo lo que constituye hoy la admiración de los hombres, no puedo esperar sino la reprobación universal [...] Habrá en todos los tiempos hombres hechos para ser subyugados por las opiniones de su siglo, de su país y del medio en que viven".

Discurso sobre las Ciencias y las Artes
Jean Jacques Rousseau

domingo, 23 de octubre de 2011

La luz al final del túnel y el fin de las acciones armadas de ETA

La declaratoria del fin de las acciones armadas de ETA ha generado una enorme discusión con respecto al futuro del pueblo vasco pero también de la monarquía española y la supuesta transición a la democracia. Los herederos de Franco están desesperados pues parece que han perdido el pretexto para seguir cultivando el odio y el miedo en la sociedad española, acusando a ETA de ser el enemigo público número y permitiéndole al estado español seguir aplicando medidas antiterroristas que no tienen otro objetivo que el sometimiento de la población a los designios de los amigos del rey. Del otro lado están los que consideran que el fin de ETA abre un espacio político para reorganizar al pueblo vasco en la búsqueda de una solución a otro conflicto heredado por la dictadura franquista y continuado por la monarquía constitucional y los transitólogos. En todo caso las consecuencias de la coyuntura que se vive en el país vasco no pueden ser ignoradas y representa una oportunidad para avanzar en la búsqueda de la paz y el respeto por la diversidad y la autonomía de los pueblos.

La derecha está bastante molesta con los comunicados de ETA anunciando el cese definitivo de la actividad armada. Como bien reseña Javier Vizcaíno en su artículo ETA no te vayas, los fascistas reciclados “están desconsolados”. Y no es para menos ya que al perder la coartada perfecta para seguir promoviendo su estrategia antiterrorista tendrán que buscar otro pretexto para seguir ocultando la impunidad de la que han gozado para no responder a los miles de crímenes de lesa humanidad que cometieron durante los años del franquismo. Pero además teme que salgan a la luz pública los innumerables crímenes que cometieron para masacrar al pueblo vasco durante la monarquía –con la supuesta finalidad de acabar con ETA- ya sea desde el PSOE o el PP, que para el caso es lo mismo. Y por si fuera poco, ahora van a tener que dejar de proscribir a organizaciones políticas y partidos políticos vascos por ser sospechosos de apoyar a ETA. Como bien dice Corriente Roja “… todo este coro chillón no tiene otra pretensión que confundir el abandono de las armas por parte de ETA con el abandono por el pueblo vasco de sus reivindicaciones democráticas.”

Por el otro lado, el fortalecimiento de soluciones políticas una vez terminadas las acciones armadas, es evidente, sobre todo desde el flanco de la izquierda que ha empezado a organizar una agenda política, como el Acuerdo de Gernika, que apunta a convocar a la ciudadanía vasca a participar para encontrar soluciones a un viejo problema: la redefinición de las relaciones entre el país vasco y la monarquía borbona. La multitudinaria manifestación en Bilbao, convocada por los firmantes del Acuerdo de Gernika es una clara muestra de que la ciudadanía no quiere quedarse en casa sino participar en la política para ser parte del nacimiento de una nueva época en su larga historia.

Sobra decir que un elemento importante que contiene la coyuntura en cuestión es la recuperación de la memoria del conflicto para colocar a ETA dentro de la historia española, lejos de fanatismos y descalificaciones que no sirven más que para seguir ignorando lo que ha pasado y el papel que han jugado las oligarquías españolas. Recuerdo que una vez le pregunté a un amigo madrileño que cual consideraba la principal aportación política de ETA a la historia política de España y no vaciló en afirmar que gracias al atentado contra Carrero Blanco el franquismo no pudo continuar como opción política, o mejor dicho, tuvo que rediseñar sus planes para seguir en el poder. Y si bien no se pretende con esto hacer una apología del asesinato político tampoco se pueden ignorar ciertos hechos que mas allá de su contenido moral impactan en la realidad política de un pueblo y tienen consecuencias claras por mucho tiempo. Sin pretender validar el comentario de mi amigo lo que hay que tener en cuenta es que resulta necesario reconsiderar la historia para definir el rumbo a seguir. Si no quedan claros los aciertos y errores de décadas de lucha difícilmente se puede trazar un camino hacia adelante o peor aún, se pueden volver a cometer errores graves.

De los acontecimientos que se analizan surgen muchas preguntas entre las que destacan: ¿Cuál será el impacto de los cambios en el país vasco en el resto de España? ¿Será este cambio el principio del fin de la monarquía y el centralismo de los políticos de La Moncloa? No cabe duda de que el proceso será sometido a innumerables presiones por los que no quieren que las cosas cambien en la política y la economía española pero se podría afirmar que si la situación política cambia en una parte del sistema el conjunto de éste no podrá evitar cambiar también para bien o para mal.

Mientras tanto habrá que estar atentos a los acontecimientos y al comportamiento de los actores porque lo que está en juego es el conjunto del sistema político español y no sólo el del país vasco. También están en juego los intereses de la oligarquía capitalista vasca, asociada al capital internacional, y que seguramente no está muy entusiasmada con los hechos. Eso resulta visible para cualquiera que observe con cierto rigor la coyuntura, por un lado por el enorme entusiasmo que está generando -no sólo en España sino en todo el mundo- pero también porque es ahora cuando el pueblo vasco tiene la palabra para redefinir su razón de ser, su identidad política. Tendrá que echar mano de sus tradiciones, de su cultura, de sus prácticas políticas pero mirando hacia el futuro, con la confianza de haber empezado a superar una obscura etapa, de empezar a ver la luz al final del túnel.

viernes, 21 de octubre de 2011

Internacionalismo

Ha sido grato y francamente estimulante, en especial para las generaciones jóvenes, acercarse práctica y teóricamente a las luchas reivindicativas transatlánticas y continentales. La Movilización mundial por un cambio Global que tuvo lugar el pasado 15 de octubre, fecha indiscutiblemente histórica, fue el primer experimento de articulación mundial entre sectores marginales (en el Estado posmoderno la marginalidad es la norma): estudiantes en huelga, trabajadores sobreexplotados, explotados sin empleo formal (que también los hay, y cuantitativamente son un grupo mayoritario: e.g. amas de casa), subempleados y desempleados, partidarios de la ciudadanización integral, militantes no partidistas, activistas políticos, académicos. En esta jornada sabatina inédita, fuimos testigos de la heterogeneidad y transversalidad de la protesta global.

Cabe advertir que, paralelamente a la formación de un “gobierno mundial” –comandado por la Organización de las Naciones Unidas y el Grupo de los Ocho, órganos subalternos del capital corporativo–, se desarrolla, como la fuerza que habrá de darle feliz sepultura, una “sociedad anti-gobierno mundial”. Una suerte de macro asociación humana que se extiende más allá de las fronteras nacionales. Si el capital –y las consiguientes configuraciones sociales que engendra– ha conseguido extender su dominio hasta alcanzar una condición mundialmente dominante, era tan solo natural que la resistencia cobrara dimensiones equivalentemente universales.

La globalización de la economía (crédito, producción, distribución, consumo), seguida de las políticas desregulatorias de los Estados (salvo dos o tres excepciones), confirmó su carácter desestabilizador. El corolario fue la prolongación global del lucro sin contemplaciones ni restricciones, el descarado desplazamiento del reparto social del ingreso a favor del capital, especialmente el financiero, cuyos estratagemas de extracción de riqueza se han complejizado, y cuyas prácticas corruptivas han alcanzado la categoría de institución.

Las contradicciones insuperables de la globalización parieron un poder paralelo, antagónico, que se expresa en el actual internacionalismo popular, análogo al que codiciaba la Internacional en los años de la primera posguerra. Cabe distinguir que, mientras la globalización se refiere a una estrategia política que pone en marcha determinados procesos económicos, el internacionalismo se refiere al encuentro entre los pueblos del mundo, con el solo fin de poner término al ejercicio unilateral, totalitario, del poder, cuyo carácter omnímodo evoca la oscura premonición orwelliana.

El internacionalismo naciente da la espalda a la vieja polémica que versa sobre la presunta incompatibilidad de la igualdad y la libertad, y apunta a la reivindicación de aquello que Fabrizio Andreella (La Jornada) llama la “idea olvidada de Occidente”: a saber, la fraternidad.

Una vez visto que las instituciones tienen cada vez menos trascendencia para efectos del tratamiento de los asuntos públicos, la lucha internacional ha prefigurado una alternativa al orden añejo: una extrainstitucionalidad planetaria, cuyo catalizador ha de ser la camaradería colectiva.

En el siglo XVI, Etienne de la Boétie, francés, profirió: “Desdeño a los indiferentes. Creo que vivir es tomar partido. Quien verdaderamente vive no puede dejar de ser ciudadano y partidario. Indiferencia es abulia, es parasitismo, es cobardía, no es vida”.

El nuevo internacionalismo amenaza con desterrar la indiferencia. Es hora de tomar partido.

domingo, 16 de octubre de 2011

Unidos por una democracia global*

*El movimiento de los Indignados hizo público un manifiesto que, bajo el título Unidos por una democracia global hace suyo el “¡Ya basta!” de los zapatistas de Chiapas y llama a que los ciudadanos del mundo tomen el control sobre las decisiones que les afectan a todos los niveles, desde lo global a lo local.

El 15 de Octubre, unidos en la diversidad, unidos por un cambio global, exigimos democracia global: gobierno global por el pueblo, para el pueblo. Inspirados por nuestras hermanas y hermanos en Túnez, Egipto, Libia, Siria, Bahrein, Palestina-Israel, España y Grecia, llamamos también por un cambio de régimeEn palabras de la activista india Vandana Shiva, hoy pedimos reeemplazar el G-8 (que representa a las ocho economías más desarrolladas en el mundo) por toda la humanidad, el G-7 mil millones (cifra que alude al número actual de habitantes en el planeta).

Las instituciones internacionales no democráticas son nuestro Mubarak global, nuestro Assad global, nuestro Gadafi global. Incluyen el FMI, la OMC, los mercados globales, los bancos multinacionales, el G8/G20, el banco central europeo y el Consejo de Seguridad de la ONU.

Como Mubarak y Assad, admitirse que estas instituciones dominen la vida de los pueblos sin su permiso.

Todos nacemos iguales, ricos o pobres, mujeres u hombres. Todo africano o asiático es igual a todo europeo o africano. Nuestras instituciones globales deben reflejar esto, ser derrocadas.

Hoy, más que nunca, las fuerzas globales modelan la vida de los pueblos. Nuestros trabajos, salud, vivienda, educación y pensiones son controladas por bancos, mercados, paraísos fiscales, corporaciones y crisis financieras. Nuestro entorno es destruido por la polución en otros continentes.

Nuestra seguridad está determinada por guerras internacional y el comercio internacional de armas, drogas y recursos naturales.

Estamos perdiendo el control sobre nuestras vidas. Esto debe parar. Esto parará.

Los ciudadanos del mundo deben de tomar el control sobre las decisiones que les afectan a todos los niveles, desde lo global a lo local. Esto es la democracia global. Esto es lo que pedimos hoy.

Como los zapatistas mexicanos, decimos “¡Ya basta. Aquí el pueblo manda y el gobierno obedece!”. Como las plazas tomadas en España decimos “¡Democracia Real Ya!”. Hoy llamamos a los ciudadanos del mundo: ¡Globalicemos la Plaza de Tahrir! ¡Globalizemos la Puerta del Sol!*

Las organizaciones, asambleas y escritores que apoyan el texto son:

General del Pueblo de la Asamblea Puerta del Sol-Madrid; Asamblea Popular de Londres; Asamblea del Pueblo de Buenos Aires; Asamblea del Pueblo de Sao Paulo; Asamblea del Pueblo de Vigo; la Red Popular de España; la Asamblea del Pueblo Boston; Ocupa Melbourne; ATTAC España; Francia ATTAC; War on Want-Londres; Resistencia Globaliza-Londres; Italia Uncut; Democracia Real Ya Internacional; Fundación Gaia; Londres Egality; Berlín Egality; Red del Instituto para la Democratización global.

Los escritores que suscriben el manifiesto son la periodista e investigadora canadiense Naomi Klein; la científica, filósofa y escritora india Vandana Shiva; el lingüista, escritor y analista político estadunidense Noam Chomsky; el escritor y periodista uruguayo Eduardo Galeano, así como el filósofo y analista político estadunidense Michael Hardt.

Al final del manifiesto, los organizadores ofrecen un correo electrónico para que las personas que lo deseen dejen sus comentarios o apoyen con su firma la declaración: G7billion@gmail.com, oen twitter @G7billion.

sábado, 15 de octubre de 2011

Primavera generacional

Generación "Y": ¿generación extraviada, errante, acomodaticia? Más de una vez nos hemos referido al espectro de la penúltima gran camada generacional, suscitando opiniones encontradas en torno al tema: unas francamente anquilosadas, otras quizá acremente críticas, no pocas indulgentes o con ánimos de absolución. Lo único inalterable es el tono arrebatado que acompaña las reflexiones respecto de esta generación, cuya naturaleza o condición no es fácil captar. Si algo la distingue es la acumulación de contradicciones que dormitan en su seno. Generación cuyo rasgo fatal, tal vez privativo, es el de constituir una suerte de bisagra entre el mundo antiguo y el mundo que, no exentos de los dolores de parto obligados e implacables, habremos de parir. Y no obstante la poca o nula confianza que se le concede a esta generación, es alentador observar que los primeros pasos del infante –el mundo nuevo– lucen una firmeza en el andar que subrepticiamente han de envidiar sus ascendientes.

Herederos de los sesentayocheros, los alzados pos-posmodernos, predominantemente jóvenes con instrucción académica que oscilan entre los 20 y 30 años, enarbolan las banderas –pisoteadas con empeño por el poder– de la cultura y educación universales, de la autogestión individual y colectiva, de la dignidad a secas, sin adjetivos ni precio ni valor de cambio. Si bien estas expresiones de insubordinación no son inéditas, cabe subrayar tres cosas, a nuestro entender, sui generis: uno, su horizontalidad e incorruptibilidad; dos, una extraña sobriedad, a tono con una convicción latente pero irreductible; y tres, su origen, contra todos los pronósticos, en el corazón de una “cultura excremental” (Baudrillard).

En Chile, Colombia, Italia, se desarrollan movimientos primigeniamente estudiantiles, aunque respaldados por desempleados, intelectuales y obreros. En el resto del mundo, estudiantes universitarios (unos egresados), casi todos pertenecientes a la Generación "Y", se han sumado a las variopintas movilizaciones sociales, integrándose casi naturalmente como pletórica reserva ética, dotándolas de un significado trascendente, consolidando los soportes contraculturales del aliento insurgente planetario.

Los historiadores han acordado referirse a esta movilización masiva de jóvenes-educandos como la “Revolución anti neoliberal social estudiantil”. No obstante la apreciable exactitud del título, quisiéramos tocar un asunto hasta ahora omitido por los analistas. Uno de los criterios neurálgicos del posmodernismo es la “impenetrabilidad del otro”, legado del modernismo y su vocación antisocial. La dicotomía nosotros-los otros, cuya versión belicista se conoce como “choque de civilizaciones”, y cuya dramática historia data desde los orígenes del hombre-civilización, está siendo abiertamente cuestionada, quizá por vez primera sin reivindicaciones de orden racial, étnico, religioso, ideológico. Sin duda una actitud consustancial con la época que saluda el ocaso de los mitos. Y allí reposa su radicalidad: la proclamación de valores –dignidad, justicia– cuya aplicabilidad aspira a una universalidad efectiva.

Armando Bartra, sociólogo, expuso la misión de la juventud “indignada” y el estudiantado contemporáneo, cuyo frente más militante reúne a no pocos descendientes de la Generación "Y": “Nosotros los otros… tenemos la misión de mandar al carajo la dicotomía civilización-barbarie. Nos toco la tarea de jubilar la confrontación excluyente entre ciudad y campo, cultura y naturaleza, hombre y bestia, vigilia y sueño, masculino y femenino, vida y muerte. No la de suprimir la tensión vivificante, sí la polaridad alienada”.

Anuncio: sábado 15 de octubre 12:00 p.m., Movilización mundial por un cambio Global. Súmate.

jueves, 13 de octubre de 2011

Condiciones y límites del proceso electoral 2012


El proceso electoral en México ha comenzado formalmente. El Instituto Federal Electoral dio el banderazo hace algunos días y los partidos políticos han comenzado a definir las reglas del juego para que los militantes interesados en participar sepan a que atenerse. Lo que está en juego no es sólo la renovación de la presidencia de la República y de buena parte del Congreso de la Unión sino la viabilidad del modelo democrático electoral y del sistema de partidos en su conjunto.

Un factor relevante que define la coyuntura electoral es la fractura de la clase dominante, expresada en las diferencias entre los partidos políticos y la supuesta parálisis legislativa. Digo supuesta porque no existe como tal sino que es enarbolada como el petate del muerto por los que añoran el control presidencial sobre el poder legislativo . En ese sentido se explican los intentos de la clase política por garantizar mayorías en el congreso, ya sea legislando para establecer una cláusula de gobernabilidad o proponiendo gobiernos de coalición.

Otro factor que influirá en el proceso electoral está representado por las condiciones de la seguridad pública en el país y la creciente militarización de los estados. El proceso que inició con el 'michoacanazo' -al inicio del sexenio calderonista- y que ha cobrado fuerza con los casos más recientes de Veracruz y Guerrero pone en duda el control civil de las elecciones en regiones controladas por las fuerzas armadas. El otro lado de la moneda sería la intervención de la delincuencia organizada, tanto en la definición de los candidatos como en el desarrollo de las campañas.

No hay que olvidar al protagonismo de los medios de comunicación, que hoy mas que nunca, se erigen en actores claves a pesar de las reformas electorales recientes que han procurado limitar la influencia del duopolio televisivo en las intenciones del voto ciudadano. Su desafío sistemático de las leyes electorales y su enorme poder para alabar o satanizar a candidatos, partidos y órganos electorales no pueden ser ignorados. Si bien la autoridad electoral controlará los tiempos y contenidos de la propaganda electoral, la cobertura noticiosa le da un enorme margen de maniobra para influir en el proceso. El IFE controla los espots pero no puede controlar el contenido de los programas de noticias, el tipo de notas, el tono usado por los conductores y el manejo de imagen que hagan de los candidatos.

Por último, no se puede pasar por alto el enorme desprestigio que tiene todo el subsistema electoral, desde los partidos políticos, los medios de comunicación y los órganos electorales hasta los probables candidatos y los gobiernos en turno. La ciudadanía percibe cada vez con mayor fuerza a los gobiernos y a la política institucional como parte del problema y no como los actores claves en su solución. Las consecuencias de lo anterior pueden debilitar la legitimidad de los ganadores y las posibilidades para conformar gobiernos eficaces y eficientes para gestionar demandas y solucionar conflictos, alimentando el círculo vicioso en el que nos encontramos.

Así las cosas, los escenarios posibles para las elecciones del 2012 parecen mas bien sombríos: el peor escenario sería el marcado por asesinatos de candidatos y alto abstencionismo; en el mejor estaría caracterizado por unas elecciones concurridas y alejadas de la violencia. Sin embargo, independientemente de las condiciones que definan al 2012 parece muy poco probable que los grandes problemas nacionales como el desempleo, la marginación y la pobreza, el deterioro de la calidad de vida para los que tienen trabajo, la violencia y el atropello de los derechos ciudadanos sean resueltos por los ganadores. Dicho de otro modo, la sensación que parece crecer es que da igual quien gane, que no hay mucho que esperar de las instituciones que nos gobiernan. Esto puede ser terrible o esperanzador. Las soluciones autoritarias contarán con un enorme poder de seducción frente al fracaso de la democracia liberal. Pero por otro lado, tal vez esta sensación podría obligar a los ciudadanos a empezar a pensar en la manera de mejorar el mundo en que vivimos, a participar de manera más directa en los problemas comunes, en hacer política directamente y no sólo por medio de representantes. La moneda está en el aire.

martes, 11 de octubre de 2011

Víctimas y victimarios

“No quiero nada para mí, sólo anhelo lo posible imposible: Un mundo sin víctimas”.
- José Emilio Pacheco: “Fin de siglo”

“Acabemos con la presunción de culpa en México. Haz algo”.
- “Presunto Culpable”: película documental

Si la creación literaria fuera nuestra realidad cotidiana, cuántas injusticias y agravios de lesa humanidad pudiéramos resolver, o con ella vengarnos: ojo por ojo, diente por diente cayendo sobre el político que teniendo el poder, ignora el derecho ajeno, olvidando su deber de servir a la comunidad que gobierna, sometiéndola a infame desilusión haciéndola víctima por hambre, miseria, extorsión, secuestro, violación de sus garantías, acoso y hasta asesinato.

Con furia y sed vengativa tampoco sería solución a los males. Es obligación del que gobierna cuestionar y con cautela la actual realidad social. Benditos sean los escribidores que con lo suyo ejercen su leal oficio para poner el mal gobernar en entredicho. Menciónote, lector, algunos mexicanos, arraigados y enraizados en el país de los 50’s del siglo XX: José Emilio Pacheco, Carlos Monsiváis, Eduardo Lizalde, Juan Vicente Melo, Sergio Pitol, Juan García Ponce, Vicente Leñero y Salvador Elizondo. Estos escribidores con su oficio han creado nuevo lenguaje, diciendo a boca de jarro, con pelo y señas, lo que la historia ha callado, posibilitándonos iluminar al que oprime por la superación y liberación del oprimido.

Pacheco en “Morirás Lejos” dice que su personaje “Alguien”, sin paradero porque su casa no existe, y al último no existiendo él, afirma: “Soy un obrero sin trabajo, un delincuente sexual, un padre que ha perdido a su hijo, el amante de una mujer que cruza por el parque, un nostálgico viniendo a cerciorarse que estamos por última vez en todas partes y nadie vuelve a ningún lugar jamás, un detective, un escritor, una víctima a punto de consumar la venganza”. Lector, cuando leí esta su obra múltiple genérica de novela, cuento, poesía, teatro, guión cinematográfico, artículos, reportajes, aprendí que el azar no existe, y que las cosas no pasan en el alambique del azar.

El devenir histórico se recupera para el presente a través de la memoria para rescatar de miserable condición a las víctimas que padecen de tanta injusticia en su acontecer histórico. Y para vivir a diario este mundo tangible, comprometámonos más con la memoria de nuestro pasado para la conquista de un futuro sin víctimas y victimarios, sin importar el punto geográfico donde nos encontremos ya que lo que sucede en nuestro país o en otro, nos afecta y nos involucra.

Termino con lo que Pacheco díjome en Xalapa: “No somos ciudadanos de este mundo, sino pasajeros en tránsito por la tierra prodigiosa e intolerable”.

domingo, 9 de octubre de 2011

Tiempos convulsos

Los últimos años han sido marcados por el surgimiento de movilizaciones masivas alrededor de todo el mundo, protestando con justa razón ante las injusticias que prevalecen gracias a la imposición, violenta en demasiadas ocasiones, de un modelo político-económico para el que las mayorías no son sino instrumentos para llegar al poder y/o engrosar carteras.

Las revueltas se han esparcido por África, donde regímenes antiquísimos se mantenían en el poder ante la mirada de una población cada vez más golpeada por la falta de libertades y oportunidades; por Europa, en donde las políticas impuestas por los gobiernos para “salir de la crisis” pasan solamente por afectar los bolsillos de quienes menos tienen para financiar así a los bancos, evitando el colapso del gigantesco aparato financiero mediante obscenos recortes a la seguridad social y a las prestaciones de los trabajadores; en el centro mismo del sistema, en Estados Unidos, donde miles de individuos se han plantado frente a la misma cara de la bestia, en Wall Street, cansados de las desigualdades que van de la mano con el sistema económico defendido a capa y espada desde Washington. Han perdido sus casas, han perdido su empleo, y el gobierno estadounidense se empeña en proteger los intereses de unos cuantos, usando para ello los propios impuestos de la población norteamericana, además de miles de millones de dólares salidos de la nada, con el objeto de mantener a los inversionistas de Wall Street contentos.

América Latina se ha movilizado también. Decenas de miles de estudiantes en Chile exigen se deje de lucrar con la educación, movimiento que ya tiene repercusiones en Colombia, a la par que trabajadores en esta última nación demandan se dé marcha atrás con el último proyecto expansionista de los Estados Unidos, el Tratado de Libre Comercio USA-Colombia. Nuestro país ha visto también a miles hacer sentir su indignación frente a una estúpida guerra cuyos únicos resultados tangibles son 50 mil muertos.

A primera vista pareciese que las causas, demandas y principios de acción de todos y cada uno de los diferentes movimientos que han despertado en el transcurso de los últimos años son radicalmente opuestas, o que al menos no tienen demasiado en común. Nada más alejado de la realidad.

La causa última de todo el descontento alrededor del mundo es la perpetuación de un sistema económico cuyo objetivo único es perpetuar la explotación del mayor número de personas y recursos posible, en favor de unos cuantos, con el apoyo incondicional de un sistema político que trabaja para ellos.

Es cierto, los movimientos han cobrado diferentes expresiones en cada país: luchando contra un modelo privatizador, contra gobiernos corruptos y represores, contra ataques directos en contra de la economía familiar, contra la inseguridad reinante, y un largo etcétera.

La lucha, no obstante, es la misma: buscar la manera de hacer frente, mediante la concientización y la cooperación de las mismas mayorías olvidadas por el sistema que dice representarlas, a un aparato de dominación que cuenta con gobiernos, ejércitos, medios de comunicación, y recursos monetarios y materiales a su disposición. Pareciera una lucha perdida, más la realidad es que el modelo imperante no enfrentaba una crisis de tal magnitud desde hace algún tiempo. Muestra de ello son las lunáticas declaraciones de un precandidato republicano a la presidencia estadounidense, que promete “un siglo de dominio estadounidense” de ganar las elecciones de 2012, en el que combatirá sin cuartel “la amenaza socialista que representan Cuba y Venezuela”. Semejantes delirios no son más que inequívoca señal de la decadencia de Estados Unidos como centro del mundo.

El sistema se encuentra golpeado como nunca antes. Por lo mismo, se vuelve más peligroso: más excluyente, más voraz, y también más represor. Todos los movimientos han tenido que hacer frente al aparato policial de cada Estado, siempre presto a actuar sin mayores miramientos cuando de enfrentar a la sociedad se trata. Pero también comienza a dar muestras de su debilidad. La crisis financiera surgió en el centro del mismo, desde donde extendió sus repercusiones en la economía real del resto del mundo. Cada vez un mayor número de individuos cobra conciencia de lo endeble que resulta el sistema una vez que las fichas empiezan a caer, y del papel que puede llegar a desempeñar como sociedad organizada.

Paréntesis


“Maquiavelo. – Al escuchar vuestras teorías sobre la división de los poderes y sobre los beneficios que les deben los pueblos de Europa, no podía dejar de admirarme, Montesquieu, hasta qué punto la ilusión de los sistemas puede apoderarse de los más grandes espíritus.

Seducido por las instituciones de Inglaterra, habéis creído poder hacer del régimen constitucional la panacea universal de los Estados […]

Montesquieu. – Desde hace mucho tiempo conozco estos reproches que se dirigen a los gobiernos libres. A mis ojos no tienen ningún valor: no es posible condenar a las instituciones por los abusos cometidos. Sé de numerosos Estados que viven en paz y desde hace mucho tiempo bajo leyes tales: compadezco a quienes no pueden vivir en ellos.

Maquiavelo. – Esperad. En vuestros cálculos sólo habéis contado con las minorías sociales. Existen poblaciones gigantescas obligadas al trabajo a causa de su pobreza; tal como antes lo fueron por la esclavitud. ¿Qué importan, os lo pregunto, a su felicidad todas vuestras ficciones parlamentarias? Vuestro gran movimiento político no ha conseguido en definitiva sino el triunfo de una minoría privilegiada por el azar, tal como la antigua nobleza lo era por el nacimiento. ¿Qué importa al proletario doblegado por su labor, extenuado bajo el peso de su destino, el que algunos oradores tengan el derecho a expresarse, que algunos periodistas ejerzan el derecho de escribir? […]”

Diálogo en el Infierno entre Maquiavelo y Montesquieu
Maurice Joly

sábado, 8 de octubre de 2011

Declaración de principios de la ocupación de la Ciudad de Nueva York

Asamblea General de NYC · · · · ·
El presente documento ha sido consensuado por la Asamblea General de NYC con fecha del 29 de septiembre de 2011

En estos momentos en los que nos reunimos solidariamente para expresar un sentimiento de injusticia generalizada, no debemos perder de vista lo que nos ha unido. Escribimos estas palabras para que todos aquellos que se sientan agraviados por los poderes corporativos del mundo sepan que nosotros también estamos a su lado.

Como un solo ser, unidos, nos encontramos ante una realidad en la que el futuro de la especie humana depende de la cooperación de sus miembros; en la que nuestro sistema debe proteger nuestros derechos y, en caso de que el sistema se corrompa, queda en manos de las personas proteger sus propios derechos y los de sus vecinos; en la que un gobierno democrático deriva su competencia legítima de su pueblo, pero las corporaciones no piden permiso para expoliar la riqueza de la gente o de la Tierra; y en la que no es posible una democracia real, cuando el proceso depende de los poderes económicos. Apelamos a ustedes en un momento en el que las corporaciones, que ponen por encima el beneficio a las personas, sus propios intereses a la justicia, y la opresión a la igualdad, son las que manejan nuestros gobiernos. Nos hemos reunido aquí pacíficamente, pues es nuestro derecho, para que se conozcan estos hechos.

Las corporaciones se han quedado con nuestras casas mediante procesos ilegales de ejecución hipotecaria, a pesar de no contar con la hipoteca original.

Con total impunidad, se han quedado con los rescates provenientes del dinero de los contribuyentes, al mismo tiempo que continúan concediéndoles exorbitantes primas a sus directivos.

Han perpetuado la desigualdad y la discriminación en el entorno laboral en función de la edad, el color de la piel, el sexo, la identidad de género y la orientación sexual.

Han emponzoñado las reservas alimenticias por su negligencia, y han minado el sistema agrario mediante la monopolización.

Han sacado provecho de la tortura, la reclusión y el trato cruel de innumerables animales, y se han puesto de acuerdo para ocultar dichas prácticas.

Han tratado constantemente de despojar a sus empleados de sus derechos a la hora de negociar un aumento de sueldo o unas condiciones laborales más seguras.

Han esclavizado a los estudiantes con decenas de miles de dólares en deudas para recibir una educación, que es en sí misma un derecho fundamental de los seres humanos.

Han externalizado sistemáticamente la mano de obra y empleado dicha externalización como medida de presión para recortar la asistencia sanitaria y el sueldo de los trabajadores.

Han manipulado a los tribunales para obtener los mismos derechos que las personas, sin que recaiga sobre ellas ningún tipo de culpabilidad o responsabilidad.

Han despilfarrado millones de dólares en equipos de asesoramiento jurídico para encontrar el modo de librarse de contratos de cara a las coberturas sanitarias.

Han comerciado con nuestra privacidad como si fuera una materia prima más.

Han empleado las fuerzas militares y policiales para impedir la libertad de prensa. Se han negado deliberadamente a retirar del mercado productos defectuosos que ponían en peligro vidas, únicamente en pro de su beneficio propio.

Son las que establecen las políticas económicas, a pesar de los fracasos catastróficos que dichas políticas han producido y continúan produciendo.

Han donado grandes sumas de dinero a los políticos, que son los responsables de dictar las normas que las regulan.

Continúan bloqueando formas alternativas de energía para que sigamos dependiendo del petróleo.

Continúan bloqueando los medicamentos genéricos que podrían salvar vidas o proporcionar una útil ayuda, únicamente con la intención de proteger sus inversiones que ya han producido sustanciosos beneficios.

Han ocultado deliberadamente derrames de petróleo, accidentes, fallos en la contabilidad e ingredientes inactivos, solamente en pro de su beneficio propio.

Han mantenido deliberadamente a la gente desinformada y con miedo, mediante su control de los medios de comunicación.

Han celebrado contratos privados para acabar con la vida de presos, incluso cuando se habían presentado dudas legítimas sobre la culpabilidad de los mismos.

Han perpetuado el colonialismo tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Han participado en actos de tortura y en el asesinato de civiles inocentes en el extranjero.

Continúan creando armas de destrucción masiva para ganar contratas con el gobierno.*

A la gente de todo el mundo:

Nosotros, la Asamblea General de la Ciudad de Nueva York que ocupa Wall Street en Liberty Square, les instamos a que reivindiquen su poder.

Ejerzan su derecho a reunirse pacíficamente; a ocupar el espacio público; a crear un proceso para gestionar los problemas a los que nos enfrentamos; y a generar soluciones accesibles para todos.

A todas las comunidades que entren en acción y formen grupos inspirados en la democracia directa, les ofrecemos apoyo, documentación y todos los recursos que tenemos a nuestra disposición.

¡Únanse a nosotros para que su voz también sea oída!

*Esta enumeración de agravios no es cerrada ni está completa.

viernes, 7 de octubre de 2011

El fin del "fin de la historia"

Una sola causa, una misma idea; un abanico multicolor de consignas.

En Oriente Próximo (Yemen, Bahréin, Siria) y en África del norte (Revolución islámica –Túnez, Egipto) hombres, mujeres, niños, ancianos, derrocan tiranías dinásticas, una tras otra, cual efecto dominó: “¡Que se vayan!”. En España, Francia, Alemania, Portugal (Indignados) la población se lanza a la desobediencia civil para condenar la inoperancia de la representatividad: “¡No nos representen!”; y reivindicar una conciencia que a más de un tecnócrata habrá de exasperar: “¡El pueblo no se calla, sabemos lo que falla!”. En Grecia, la Confederación General de Trabajadores, insurgencia tenaz que amerita mención enfática, convoca periódicamente a la huelga general en rechazo a las políticas anti-crisis (sofisma que esconde las subvenciones a entidades bancarias con dinero público) sugeridas por la UE, el BCE y el FMI: “¡El pueblo es más importante que los mercados!”. En Chile, los estudiantes organizados desmienten las benevolencias del exitoso “modelo chileno”: “¡Un régimen que abre cárceles y cierra escuelas no puede ser modélico!”; y exigen el cese al lucro en el ámbito educativo, haciendo extensiva su demanda a la constelación pública: “¡Queremos una expresión política propia!”. En Israel, donde por vez primera la prensa se ocupa de un asunto ajeno al irresoluble conflicto con Palestina, decenas de miles de manifestantes ocuparon las calles para protestar por la subida generalizada de precios y reivindicar el derecho universal a una vivienda digna: “¡Queremos justicia social!”. En México, comarca asolada por una violencia desquiciada, presa de una política miope que ha sumergido al país en extremos de increíble crueldad, colectivos, brigadas, asociaciones civiles y ciudadanos independientes han conformado un gran bloque (Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad) con el objeto de expresar un sentir común: “¡Estamos hasta la madre!”; y para visibilizar y cobijar a las víctimas de una guerra patentemente absurda: “¡No están solos!”; y quizá también para recordar a los dirigentes nacionales, cuya ofuscación es inquietante, que los males del país se resuelven sólo por la vía civil, nunca por el atajo militar: “Ojo por ojo y todo México acabará ciego… ¡No más sangre!”. En Estados Unidos, específicamente en Nueva York, epicentro de la crisis civilizatoria cuya extensión hemisférica es irrecusable, la mecha al fin se encendió: la primavera árabe le extiende la mano, en clara señal de camaradería, al naciente otoño estadounidense. “¡Wake up!” (Despierten), vociferan los manifestantes norteamericanos a sus coterráneos. Occupy Wall Street (Ocupa Wall Street) se presenta como una resistencia horizontal, desprovista de liderazgos, conformada por gente de todos los colores, raleas y credos cuya única característica común es la de integrar “ese 99 por ciento que ya no tolerará más la corrupción y rapacidad del uno por ciento”.

En el ocaso del Medioevo, Erasmo de Rotterdam, filósofo holandés, en alusión a esta “corrupción y rapacidad” que reprueban en Estados Unidos, describió, con tino certero, la condición de la naciente burguesía, clase social que habría de tornarse hegemónica durante 500 años: “La clase de comerciantes [y por añadidura, sus representantes financieros y políticos] es realmente estultísima y mezquina, porque todo lo tratan con sordidez y por móviles más sórdidos todavía”.

La incapacidad para sortear la actual crisis es un signo inequívoco de la impotencia de esta clase social, rehén de su estulticia y mezquindad inherentes. Da la impresión que los pueblos del mundo han cobrado conciencia de esto.

Alguien, en algún lado, señaló: “Dichosos los pueblos que no han olvidado a rebelarse”.

jueves, 6 de octubre de 2011

Un fantasma recorre el mundo: la juventud indignada.

El movimiento de los indignados -que logró capturar la imaginación de miles de personas en España y el mundo- ahora sacude a los Estados Unidos, no sólo a Nueva York sino varias ciudades del país. Los dueños del dinero tendrán que enfrentarlo ahora en el centro del sistema, tendrán que afrontar las críticas a su modelo económico depredador en el corazón de la bestia: Wall Street.

Una de las cosas que resulta evidente de este movimiento es que la juventud es el sector social más dispuesto a indignarse frente al crecimiento de la brecha entre pobres y ricos así como a la sistemática violación de los derechos humanos. La base social de los indignados es predominantemente juvenil, con lo que se demuestra que los flagelos de la indiferencia y el cinismo son propiedad exclusiva de la momiza -como se les llamaba a los viejos en los años de la onda- que han perdido todo esperanza en un mundo mejor. Fueron ellos los que en el colmo del cinismo acuñaron la expresión NINIS, adjudicándoles a los jóvenes la responsabilidad de los males que aquejan a nuestro país, procurando desviar la atención para ocultar su incapacidad, su desidia, su conformismo mercenario.

En este sentido Stéphane Hessel un joven de 93 años, publicó en 2010 un pequeño texto de 50 cuartillas titulado ¡Indignaos! que ha inspirado a millones de jóvenes para protestar y movilizarse en todo el mundo. Su intención es pasar la estafeta de la Resistencia francesa, de la cual formó parte, a las nuevas generaciones. “...apelamos a las jóvenes generaciones. Nosotros les decimos: coged el relevo, ¡indignaos! Los responsables políticos, económicos, intelectuales y el conjunto de la sociedad no puede claudicar ni dejarse impresionar por la dictadura actual de los mercaderes financieros que amenazan la paz y la democracia”

Como se ve y a pesar de su edad sigue pensando como el joven que se opuso al fascismo rampante promovido por Hitler, Mussolini y Franco en todo el mundo. A Hessel no le cabe la menor duda de que la clase revolucionaria por excelencia es la juventud, pues es la única que no tiene nada que perder y todo por ganar y por lo mismo, posee la facultad de rebelarse frente a la injusticia. El caso de las protestas de las y los estudiantes chilenos corroboran lo anterior pues son los que han manifestado su indignación frente al inmovilismo de los partidos políticos y el gobierno para dejar atrás la herencia de Pinochet, que está viva hoy más que nunca gracias a la llegada al poder de Sebastián Piñeira, que no es otra cosa que la versión edulcorada del nefasto dictador.

Ahora bien, un elemento central de los indignados es la acción pacífica. Hessel menciona que la violencia representa el fin de la esperanza. “Hay que comprender que la violencia da la espalda a la esperanza. Hay que dotar a la esperanza de confianza, la confianza en la no violencia. Es el camino que debemos aprender a seguir. Tanto del lado delos opresores como de los oprimidos, hay que llegar a una negociación que haga desaparecer la opresión; eso es lo que permitiría que no haya violencia terrorista.”

Como están las cosas no falta mucho para que la juventud mexicana se incorpore masivamente a este movimiento mundial. La violencia en que vivimos parece inhibir la aparición de una versión mexicana de los indignados pero no creo que sea por mucho tiempo. He conversado con muchos jóvenes y todos ellos quieren hacer algo, participar para construir un mundo mejor, a pesar de los obstáculos enormes que enfrentan, entre los cuales destaca la discriminación promovida desde el poder pero también desde sus hogares, sus espacios educativos y laborales. En la medida en que logren romper las cadenas de la indiferencia y el cinismo abrirán nuevos espacios de socialización y participación política. De otro modo seguiremos metidos en el hoyo, en la oscuridad, para que sólo unos cuantos disfruten de la luz, la libertad y la vida.

martes, 4 de octubre de 2011

Indignados, Movimiento Universal del Nuevo Milenio


Jenario Villamil

Primer Apunte

Barcelona.- En 1920 Paul Klee pintó su acuarela Angelus Novus. Es la imagen de un ángel fragmentado, temeroso, con mirada elusiva como el futuro. El filósofo Walter Benjamin, en 1940, escribió que el Angelus Novus representa el espanto “ante esta tempestad a la que llamamos progreso”. Era el año de la firma del pacto nazi-estalinista que auguraba la guerra más cruenta y devastadora del siglo XX.

El apunte de Benjamin es una de las inspiraciones del filósofo y diplomático Stéphane Hessel, autor de un breve manifiesto de apenas 50 páginas titulado ¡Indignaos!, convertido de inmediato en la hoja de ruta del movimiento de los Indignados que ha tomado las calles de las ciudades principales de España, Grecia, Israel, París y que ha cruzado el Atlántico y está en Wall Street.

En menos de dos semanas de protesta en el parque Zuccotti, de Manhattan, y la expresión de los indignados estadounidenses crece. La detención masiva de 700 manifestantes y el gas pimienta arrojado contra los participantes neoyorquinos no ha apagado la protesta. Al contrario, la extendió a otras ciudades norteamericanas.

El mismo tono de las protestas y la convocatoria a través de redes sociales está en el movimiento estudiantil de Chile, en las primeras marchas que acompañaron a Javier Sicilia en el Movimiento de Paz con Justicia y Dignidad. Seguramente, en México nos deparan otras manifestaciones –hasta ahora apagadas por el miedo y la indiferencia- enlazadas con los indignados de muchas otras partes del mundo.

Estos primeros apuntes constituyen una reseña, análisis y comentario de las tesis sencillas y eficaces que Stéphane Hessel ha planteado en este libro, aparecido en diciembre de 2010, y convertido en un best seller de los movimientos altermundistas, indignados y pacifistas de esta nueva era.

Hessel, la Juventud de los 93 Años

“Noventa y tres años. Es algo así como la última etapa. El final ya no está muy lejos”.

Con estas tres breves frases Hessel conjura el ocaso de una vida extraordinariamente productiva como militante, diplomático y filósofo para hablarle a las nuevas generaciones. El joven Hessel, protagonista hace 66 años del Consejo Nacional de Resistencia de Francia, dialoga con el joven de 93 años que lanza el siguiente alegato:

“El motivo fundamental de la Resistencia fue la indignación. Nosotros, veteranos de la Resistencia y de las fuerzas combatientes de la Francia Libre, apelamos a las jóvenes generaciones a dar vida y transmitir la herencia de la Resistencia y sus ideales. Nosotros les decimos: coged el relevo, ¡indignaos! Los responsables políticos, económicos, intelectuales y el conjunto de la sociedad no puede claudicar ni dejarse impresionar por la dictadura actual de los mercaderes financieros que amenazan la paz y la democracia”.

Por supuesto, Hessel no está dando un diagnóstico nuevo. La energía de su texto no radica en este punto sino en la sugerente convocatoria a tomar la iniciativa, a partir de la indignación, no de la exasperación, ni la desesperanza, mucho menos del cinismo prevaleciente.

Su convocatoria no se limita a Francia, mucho menos a Europa. Quizá sin proponérselo su alegato convirtió la indignación en el motor de las manifestaciones en los países de la Unión Europea –atenazada por la quiebra del mercado común y sus promesas de riqueza para todos-, en Estados Unidos, en América Latina, en el mundo árabe y hasta en Japón. Esta nación asiática, resquebrajada tras el efecto de Fukushima, es decir, el fracaso de la segunda “utopía nuclear” que ha detonado el malestar social en un país que se preciaba de un autocontrol cívico milenario.

Indiferencia e Indignación

Hessel parte de una premisa mayor que han corroborado las recientes revueltas en el mundo árabe y en España y Grecia: “vivimos en una interconectividad que no ha existido jamás. Pero en este mundo hay cosas insoportables. Para verlo, debemos observar bien, buscar”.

Y líneas abajo, Hessel plantea una de las tesis que ha seducido por su claridad y contundencia:

“Yo le digo a los jóvenes: buscad un poco, encontraréis. La peor actitud es la indiferencia, decir ‘paso de todo, y me los apaño’. Si os comportáis así, perdéis uno de los componentes esenciales que forman al hombre: la facultad de indignación y el compromiso que le sigue”.

En esta frase, Hessel anticipa lo que será su segundo manifiesto, editado este año, ¡Comprometéos!

El joven de 93 años argumenta dos razones fundamentales para indignarse:

a) “La inmensa distancia que existe entre los muy pobres y los muy ricos, que no para de aumentar”. Esta es una innovación del siglo que después de la Guerra fría prometió el progreso gracias al libre mercado. El resultado: ha arrojado a las calles del desempleo, el subempleo y la indignidad a millones de jóvenes que supuestamente iban a ser los herederos del brillante mundo libre que cantaron las sirenas tras el derrumbe del Muro de Berlín y el bloque soviético. En contraste, una élite cada vez más reducida, concentra riqueza, opulencia y soberbia. Banqueros y sus gerentes, dueños de medios y sus intereses, especuladores y criminales de cuello blanco que detonan “burbujas” financieras y quiebran a los Estados.

b) “Los derechos humanos y la situación del planeta”. Lo advierte Hessel, quien fue uno de los principales redactores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU, en 1948.

La universalidad de estos derechos obliga a actuar también, universalmente, frente a cualquiera de sus violaciones: al libre tránsito, a la dignidad humana de los migrantes, a la libertad de expresión, a la libertad de asociación, al derecho a la salud, a la educación, a la vivienda, a condiciones de vida dignas.

Hessel explica que esta Declaración Universal de 1948 tuvo un objetivo central:

“Desbaratar el argumento de plena soberanía que un Estado puede hacer valer mientras comete crímenes contra la humanidad en su territorio. Este fue el caso de Hitler, que se creyó dueño y señor autorizado a provocar un genocidio”.

¿Cuántos nuevos y peligrosos Hitlercitos que se sienten “autorizados” y hasta heroicos no existen ahora en el mundo? No nos vayamos lejos. En México padecemos a una réplica a escala de autoridades corrompidas, avorazadas, que prefieren justificar los baños de sangre a comprometerse a garantizar una convivencia digna, pacífica. Hasta se comparan con Churchill cuando se parecen más a la lógica de Hitler.

Frente a esto, Hessel advierte que lo peor es la indiferencia. Y la exasperación.

Exasperación, Violencia y Esperanza

Hessel abunda sobre un fenómeno que conoce muy bien por su compromiso diplomático desde el 2002 en los territorios palestinos ocupados en Gaza. Teoriza sobre la pertinencia o no del terrorismo ante una ocupación militar. Y la viabilidad de los métodos no violentos.

“¿Le sirve de algo a Hamas enviar cohetes a la ciudad de Sdérot? La respuesta es no. No sirve a su causa, pero podemos explicarnos estos actos por la exasperación.

“En la noción de exasperación, hay que comprender la violencia como una lamentable conclusión de situaciones inaceptables para aquellos que las sufren…No deberíamos exasperarnos, deberíamos esperanzarnos. La exasperación es una negación de la esperanza. Es algo comprensible, casi diría que natural, pero precisamente por eso no es aceptable. Porque permite obtener los resultados que puede eventualmente producir la esperanza” (cursivas mías).

Piensen en estas palabras las sociedades exasperadas por la violencia doble y hasta triple del crimen organizado, de las fuerzas policiacas y militares que dicen combatirlo y ahora hasta de grupos paramilitares. Son explicables la exasperación, el temor y el odio que de ellas se derivan, pero no justificables. Las principales víctimas son los ciudadanos, reducidos a la peor indignidad: ser una cifra más en el conteo de miles de muertos, criminalizados a priori en el supremo tribunal de las apariencias.

La solución no es la violencia, subraya Hessel.

“Hay que comprender que la violencia da la espalda a la esperanza. Hay que dotar a la esperanza de confianza, la confianza en la no violencia. Es el camino que debemos aprender a seguir. Tanto del lado delos opresores como de los oprimidos, hay que llegar a una negociación que haga desaparecer la opresión; eso es lo que permitiría que no haya violencia terrorista. Es por esta razón que no deberíamos acumular mucho odio”, argumenta.

http://homozapping.com.mx/2011/10/indignados-movimiento-universal-del-nuevo-milenio/

lunes, 3 de octubre de 2011

43 años después, el MEIF

En días pasados un diputado local anunció llevaría al Congreso del Estado las inconformidades que la “sociedad universitaria” ha planteado frente al famoso Modelo Educativo Integral Flexible (MEIF) implementado en los últimos años en la Universidad Veracruzana. Solicitará, según dijo, una reunión con autoridades de la UV de manera previa a una eventual comparecencia de las mismas ante la Comisión de Educación del Congreso local.

Sobra decir que, como estudiantes, poco o nada podemos esperar se resuelva de la problemática de la UV desde el gobierno estatal. Diputado y rector quizá jamás se vean las caras, sin embargo, las declaraciones del legislador (más allá de la intención de las mismas) sirven para poner sobre la mesa un tema en verdad importante y que ha pasado desapercibido, en gran medida porque nosotros como estudiantes así lo hemos permitido.

Breve introducción al MEIF: la Universidad Veracruzana viene incorporando de forma gradual dicho modelo a los programas de estudios de sus diferentes facultades desde el año 2000, bajo el supuesto de promover una educación bajo algunos principios fundamentales: integrar en el proceso de aprendizaje tanto saberes teóricos como habilidades técnicas y actitudes para una formación basada en competencias, y hacerlo de manera flexible en tiempos, espacios y contenidos.

Si analizamos la situación en la manera en que nos afecta más directamente, la Universidad Veracruzana carece de los recursos suficientes para hacer funcional el modelo educativo impuesto: por las razones que sea (falta de presupuesto, sindicatos anquilosados, simple y sencilla estupidez a la hora de realizar los ajustes necesarios) el MEIF se convierte en el peor enemigo del estudiante: horarios que se extienden por espacio de 12 horas con periodos muertos entre clases, materias que no se ofrecen, grupos sin maestros por meses, semestres enteros con una sola materia, y un largo etcétera. El modelo que se supone es flexible se convierte en el principal impedimento para concluir los estudios universitarios en un tiempo razonable.

La “modernización” de la educación no se ha limitado a la educación superior. Desde la educación básica se han ido suprimiendo materias que antes eran fundamentales, en aras de colocar otras con un enfoque más técnico. El conocimiento humanístico y social se ha hecho a un lado para dar paso al conocimiento técnico y de aplicación inmediata. Es cierto, las necesidades de un mundo globalizado son diferentes y se necesitan un cierto tipo de conocimientos que antes no se requerían, más esto no quiere decir que las escuelas (especialmente cuando hablamos de educación pública) se conviertan en centros especializados de producción de mano de obra.

La universidad no es la excepción: en todo el mundo la tendencia es producir individuos con mayor grado de especialización y menor grado de interacción social, siendo este uno de los grandes logros del modelo: la interacción entre alumnos se limita a coincidir por espacio de una hora en un salón de clases, antes de tener que correr a otro espacio. Si es a otra facultad al otro lado de la ciudad, mejor. En este sentido el modelo ha resultado exitoso: no ha enfrentado oposición real por parte de un estudiantado completamente desvinculado, aún cuando la mayor parte del mismo ha sido afectado por el sistema. Tras tres años estudiando en la UV, sigo esperando el día en el que algún alumno me hable a favor del MEIF. Sin embargo la respuesta ante el mismo se limita a las quejas de cada uno de nosotros al inicio de cada semestre, para después seguir bajo la misma dinámica.

La publicación de este artículo coincidirá con un aniversario más de la matanza de Tlatelolco. 43 años después la llamada “sociedad universitaria” se encuentra más desarticulada que nunca. Hablar de “comunidad” universitaria no es más que evocar un término que no tiene significación alguna en el contexto actual. A casi medio siglo de mencionados acontecimientos, la organización estudiantil ha retrocedido años luz. Cuatro décadas después del movimiento de 1968, es igualmente necesario darse cuenta que los problemas del estudiantado no los va a resolver absolutamente nadie, si el estudiante no toma conciencia de su papel dentro de la sociedad, una conciencia crítica por naturaleza, y hace uso de ella para politizar (en el mejor sentido de la palabra) los temas que directamente le conciernen.