viernes, 6 de agosto de 2010

“Capítulo XIII. De las leyes”

La política no conoce al bizarrismo mágico. Por eso no sabría cómo elegir nada más a cien ilustres veracruzanos para integrar un gabinete. El bizarrismo mágico diría: se harán nombramientos nada más a los que no tendrán nombramientos.

Trazar las líneas estratégicas de acción en el bizarrismo mágico significa conocer a detalle los planes de Jimmy y Jesús para el Papaloapan, un concurrido “negocio” de Xalapa.

Hablar de la seguridad nacional, sería hablar de la compra de armas en Estados Unidos y la preocupante estadística de que la Iniciativa Mérida apenas va por el veinte por ciento.

El bizarrismo mágico dice: huye de los reflectores, aléjate a la vida contemplativa.

“Entonces un abogado dijo: ¿Y qué nos dices de nuestras Leyes, maestro?

“Y él contestó:

“Os deleita promulgar leyes, pero os deleita más infringidas: En esto sóis como niños que juegan en la playa, y que, con paciencia, construyen castillos de arena, para luego destruirlos regocijadamente.

“Pero mientras hacéis vuestros castillos de arena, el océano lleva más arena a la playa, y cuando los derribáis, el océano rie con vosotros.

“En verdad, el océano rie siempre con el inocente.

“Pero, ¿qué decir de aquellos cuya vida no es un océano, y para quienes las leyes humanas no son castillos de arena, sino que consideran la vida como una roca, y las leyes como un cincel, con el que la esculpen a su semejanza e imagen?

“¿Qué decir del inválido que odia a los bailarines? ¿Qué del buey que ama su yugo y considera criaturas extrañas y vagabundos a los venados y alces del bosque?

“¿Qué de la vieja serpiente, que ya no puede cambiar de piel, y que tacha a las demás de desnudas y desvergonzadas?

“Y, ¿qué decir del invitado que llega temprano al banquete de bodas, y que una vez ahíto y cansado se marcha, diciendo que todas las celebraciones son violaciones a la ley, y que los que festejan son infractores?

“¿Qué diré de todos estos, sino que también ellos se yerguen ante la gloria del Sol, pero de espaldas a él?

“Sólo ven sus propias sombras, y estas sombras constituyen para ellos la ley.

“Y, ¿qué es el Sol para ellos? Sólo un creador de sombras.

“Y, ¿qué es reconocer las leyes, sino inclinarse, y trazar sus sombras en la tierra?

“Mas vosotros, los que camináis de cara al Sol, ¿qué imágenes dibujadas en la tierra pueden reteneros?

“Vosotros, los que viajáis con el viento, ¿qué veleta dirigirá vuestro rumbo?

“¿Qué ley humana puede obligaros, si sólo rompéis vuestro yugo contra las puertas de una prisión peor que las de los hombres?

“¿Qué leyes os inspirarán temor, si danzáis, pero sin tener que tropezaros con los grilletes de los hombres?

“Y, ¿quién osará juzgaros, si rasgáis vuestras vestiduras, pero sin dejarlas en un camino que transiten los hombres?

“Pueblo de Orfalis: podéis enfundar el tambor, y podéis aflojar las cuerdas de la lira; pero, ¿podéis ordenar a la alondra de los cielos que no cante?”

Gibran Jalil Gibran, en El profeta.

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